Si la mirada se detiene únicamente en lo numérico, en los resultados, se podrá decir que Argentina cumplió su objetivo al sellar el pase a las semifinales del fútbol masculino panamericano. Ahora bien, si el análisis es apenas un poco más profundo, queda al descubierto que el equipo de Walter Perazzo acumula una enorme deuda futbolística que se vio reflejada en el pobre 1-0 con Cuba.
El calor del mediodía de Guadalajara, la altura o el césped sintético del Omnilife podrían actuar como excusas para explicar un partido muy chato donde apenas sobresalieron un remate en el palo de Cirigliano, una buena tapada del cubano Cooper a Coniglio y el entusiasmo de los caribeños. El resto, para el olvido.
Tras la goleada 3-0 ante Costa Rica, el seleccionado albiceleste necesitaba apenas un punto para clasificarse. Sin embargo, por antecedentes y por la calidad del rival, debía salir a buscar la victoria. Lo hizo con un esquema algo más ofensivo que en las anteriores presentaciones, con Coniglio y Fragapane de punta y con Luque, por momentos, como un extremo izquierdo.
A priori, el esquema parecía el indicado ante un rival que intenta ser prolijo en la salida, que jugó con un único punta y nueve futbolistas repartidos en dos líneas y que es inferior técnicamente. Pero tales diferencias pocas veces se vieron plasmadas en la cancha. Cirigliano y Laba, principalmente, transportaban demasiado la pelota y buscaban habilitar a los puntas con pases profundos aunque sumamente previsibles. Por momentos, incluso, parecían displicentes.
El fastidio, entonces, comenzó a hacerse carne en los jugadores argentinos, que empezaron a recriminarse entre sí cuando Cordovés sacó un remate que pasó cerca del palo izquierdo de Andrada y generó el "uuuuuuhhhhh" de la gente.
El ingreso de Villafañez, un volante con características de conductor, no cambió la ecuación. Argentina tuvo una chance clara con Coniglio que Cooper rechazó correctamente y un remate de Hoyos (también ingresó en la segunda parte) que se fue cerca.
El partido parecía destinado a quedar sellado en un empate sin goles que iba a ser casi como una victoria para los cubanos. Pero no: una buena jugada colectiva del equipo de Perazzo por la derecha derivó en un certero remate de Laba que se clavó en el arco ante la estirada de Cooper. La buena fortuna, inclusive, se alió con los albicelestes cuando en el último minuto le sacaron a Duanes, en la línea, el gol del empate.
Con el primer puesto del grupo ya asegurado, Argentina deberá esperar ahora por su rival de semis. México o Uruguay representarán el próximo obstáculo en su camino al oro. No obstante, la pregunta que queda flotando es si con este nivel le alcanzará para lograr tal objetivo.
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