Germán Pezzella festeja su gol ante Uruguay
Foto: Mexsport
La selección de Argentina consiguió su pase a la final del fútbol varonil de los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011 al derrotar 1-0 a su similar de Uruguay en un partido que resultó peleado hasta el final, siguiendo los cánones establecidos para el clásico del Río de la Plata.
Si bien no hubo mucho fútbol, la velocidad, entrega y fuerza fueron las características de este partido, donde ambos equipos sudamericanos buscaban su pase a la final para enfrentar a México en la búsqueda por la medalla de oro. Un partido donde la inteligencia argentina se impuso a la garra uruguaya, que no fue suficiente para evitar la derrota.
Apenas al minuto diez llegó el gol de Argentina en un tiro de esquina que cabeceó Germán Pezzella; el defensor y capitán del equipo argentino se elevó para conectar de cabeza y marcar el tanto que le daba la ventaja a su equipo y que a la larga significaría el pase a la final.
Pero Uruguay no se descompuso e incluso aprovechó sus mayores virtudes, la velocidad y la garra, para intentar el empate, con un desborde por el sector de la derecha por parte de Gunino, quien mandó un centro para la llegada de Viudez, quien remató pero el portero Andrada rechazó.
El juego aumentó de dinamismo, con un ir y venir de ambos equipos, siendo Uruguay el más interesado en atacar con velocidad, mientras que Argentina jugaba de forma más ordenada e inteligente, sabiendo que la ventaja de un gol era sumamente corta para arriesgar de más.
Los charrúas estuvieron cerca de la igualada, con un servicio a la llegada de Alan Ruiz, que no pudo conectar bien el balón y mandó su disparo por encima de la portería.
Argentina no dejaba de presionar e incluso tuvo la oportunidad de ampliar el marcador cuando Fragapane robó el esférico en la salida uruguaya y sacó disparo potente que alcanzó a desviar el portero Rodríguez.
Para la segunda mitad Argentina se replegó en su campo, cediendo el esférico a Uruguay, quien empujaba con todo y que se notaba más dominante, pero sin la claridad para alcanzar el empate.
Por su parte, el cuadro argentino ponía en claro el contragolpe como su plan para acceder a la final, dejando que el desgaste fuera para los charrúas y buscando aprovechar un error de la zaga celeste.
El reloj se convertía en un enemigo más que los uruguayos buscaban superar, pero a Argentina el contragolpe le resultaba efectivo. Para ponerle mayor dramatismo, Sergio Ezequiel Araujo estuvo a punto de liquidar el encuentro cuando entró en buena posición a enfrentar al portero uruguayo; Araujo sacó disparo que se fue a estrellar a la base del poste y el gol se le negó.
Al final, Argentina se impuso con orden ante un Uruguay que peleó hasta el final y que nunca dejó de pelear.
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