viernes, 27 de mayo de 2011

Dos argentinos considerados héroes

Deportes / LOLO GONZÁLEZ SE CAYÓ AL BAJAR DE LA CUMBRE

Rescate con final feliz en el Lhotse

Alpinistas argentinos consiguen bajar a Lolo González, herido y atrapado a 8.000 metros de altura. Otros seis montañeros españoles han logrado bajar tras un complicado descenso.



Pocas veces se habla de los rescates en alta montaña cuando acaban bien. Las épicas historias de solidaridad entre montañeros y carreras contra la altura y el tiempo suelen tener un final trágico, por eso cuando una sale bien, merece la pena mucho más si cabe ser contada. La de ahora tiene como protagonistas a varios alpinistas españoles que hace 48 horas pisaron la cumbre del Lhotse, que con 8.516 metros es la cuarta cumbre más alta de la Tierra, y tuvieron serios problemas para bajar. El rescate de todos ellos, especialmente el de Lolo González, será recordado no sólo porque, a día de hoy, han conseguido bajarle de donde sufrió el accidente hasta el campo 2 vivo, sino también como ejemplo de entrega y trabajo desinteresado de sus rescatadores, los argentinos Damián Benegas y Matías Erroz, y los sherpas que ayudaron a su complicadísimo rescate.

La situación pintaba mal desde el principio, cuando llegaron las primeras noticias a España de la cumbre. El único que lo hizo con cierta seguridad fue Carlos Soria, todos los demás (Carlos Pauner, Juanito Oiarzábal, Juanjo Garra, Javier Pérez, Lolo González, miguel Ángel Pérez, Isabel García y Roberto Rodrigo) lo hacían “tarde”, como explicaba desde el campo base el experimentado alpinista Ferrán Latorre. Demasiado tarde, en torno a las 5 de la tarde (las normas básicas de seguridad en ochomiles aconsejan retirarse si a mediodía no se ha pisado ya cumbre), lo que auguraba un descenso complicado.

Sólo Soria, con sus 72 años a cuestas y once ochomiles a sus espaldas, llegó pronto y bien a las tiendas del campo 4, a 7.900 metros. El resto fueron llegando de madrugada, con cuentagotas y serios problemas de congelaciones e inicio de edemas algunos de ellos. Lolo no llegó. De madrugada, desde el campo base del Lhotse –común con el del Everest- comenzaba la operación de rescate para encontrar a Lolo y ayudar a bajar a los demás. El parte de una de las médicos de la expedición, era preocupante: Isabel y Rober con serias congelaciones en manos y pies, inicio de edema y en el caso de Rober, pérdida de visión; Pauner con síntomas de edema; Miguel Ángel congelaciones en los pulgares. Y Lolo… de Lolo no se sabía nada.

Las expediciones que estaban en ese momento en el base del Everest se movilizaron de inmediato. Edurne Pasaban y su equipo, como los estadounidenses de Russell Brice, pusieron a disposición de los alpinistas en problemas oxígeno y medicamentos que tenían en el campo 4. Los argentinos Damián Benegas y Matías Herroz decidieron subir a la búsqueda de Lolo, y le encontraron horas después. “Vivo, está vivo”, dijeron por la radio, cuando le avistaron a una media hora por encima del campo 4, sin poder mover las piernas y consciente aunque muy débil, tras pasar una noche al raso a 8.000 metros de altura.

A esa altura, un rescate en helicóptero es inviable (no pueden volar a más de 7.000 metros de altura), así que la única opción era bajar a rastras como fuera a Lolo. Tras conseguir entre los dos sacarle de la canal donde estaba y llevarle a rastras hasta el campo 4, los medicamentos, el oxígeno y la hidratación empezaron a hacer efecto y sus rescatadores decidieron que lo mejor era seguir bajando. Dos sherpas subieron una camilla trineo desde el campo 2 hasta el cuatro y comenzaron a bajarle entre los cuatro. A cada metro que bajaban la situación de Lolo mejoraba un poco, pero aún quedaba mucho camino por delante hasta llegar a un lugar seguro.

Mientras tanto, el resto de alpinistas españoles fueron llegando hasta el campo 2 donde fueron evaluados por médicos. El parte es dantesco, pero al menos todos están en un lugar en el que el lunes, a primeras horas del día, podrán ser evacuados en helicóptero. Según explica la doctora de la expedición, Maria Antonia Negrín, Isabel tiene congelaciones serias y edema cerebral, mientras que la situación de su compañero Rober es algo más grave: congelaciones en cara, nariz, orejas, manos, pies, ceguera y algo de edema cerebral.

Carlos Pauner sufre deshidratación, fatiga extrema y síntomas de edema, mientras que Lolo, sufre hipotermia y congelaciones, aunque parece casi descartado que tenga fracturas en las piernas. A las 21 horas del domingo (hora local de Nepal) llegaban todos al campo 2, “en bastante mejor estado del que nos esperábamos”, como comenta el equipo de la expedición de Carlos Pauner.

A primera hora de la mañana del lunes, un helicóptero ha conseguido aterrizar en el campo 2 y evacuar a los dos heridos cuya situación perocupaba más, Lolo y Rober, mientras que Isabel y el resto de sus compañeros han comenzado a descender a pie hasta el campo base.

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