Ahora con coproducción del Ministerio de Cultura de la Nación, más sedes e infraestructura, el encuentro que integra las tendencias renovadoras del tango, la danza y el teatro vuelve tras dos años. Se montarán más de quince espectáculos, con entrada libre y gratuita.
En Chess Piece, el mimo, el clown, el tango y la danza se conjugan recreando una partida de ajedrez.
Por Paula Sabatés
Cuando en 2004 tuvo lugar la primera edición del Festival Cambalache, que en esa oportunidad duró apenas un día, no existía ningún otro encuentro en Buenos Aires que reuniera en un mismo escenario y bajo un mismo concepto a las tendencias renovadoras del tango, en fusión con la danza y el teatro. Por entonces, la cultura tanguera de exhibición estaba circunscripta a lo musical y no a lo escénico, de modo que el aporte de la Asociación Civil Cambalache, responsable de la organización integral del ciclo, fue un impacto grande para los artistas que comenzaban a buscar un lugar para contar historias. Durante los nueve años en los que se hizo sin interrupción, el festival representó aquel espacio esperado por bailarines y público. Pero la falta de políticas culturales para fomentar este tipo de expresiones experimentales hizo que durante 2013 y 2014 no se pudiera realizar por falta de fondos. Entonces, a la comisión directiva le pareció que alguien tenía que dar respuestas, y que había que hacer lo imposible para fomentar a “una raíz cultural e identitaria como es el tango”. Así, desde el año pasado los organizadores comenzaron a charlar con el Ministerio de Cultura de la Nación, institución que se convirtió en coproductora del festival, que vuelve las tablas desde hoy y hasta el domingo con nuevas sedes y la mayor infraestructura de su historia.
De esta edición, la número diez del festival, están a cargo José Garófalo y Alberto Goldberg, miembros fundadores de Cambalache, y los coreógrafos Leonardo Cuello, Hugo Mastrolorenzo e Irina Jabsa, que se fueron sumando a la comisión directiva a lo largo de las ediciones pasadas. Expectantes por el crecimiento que la relación con el Ministerio de Cultura pueda generar (estiman mayor afluencia de espectadores, además de que poseen más sedes y promoción), los organizadores aseguran, sin embargo, que el espíritu es el mismo que al comienzo: “Estimular la producción artística que fusiona el baile de tango con el teatro y la danza, así como mejorar las condiciones de producción para los artistas y elencos que desarrollan este tipo de actividades”, según cuentan a Página/12. Así, todos los espectáculos y performances programados –más de quince, desde mañana hasta el sábado– fueron cuidadosamente seleccionados por poseer “riesgo artístico, investigación, exploración y experimentación”. A todas se podrá acceder con entrada libre y gratuita, sujeta a la capacidad de las salas.
“Esta edición es la de la defensa. Después de dos años de no poder hacer el festival, volvemos, y con mucha expectativa”, asegura Garófalo, que además es intérprete de Intimos (fragmento), pieza que se verá el sábado como parte de la programación. “Nos intriga, además, ver cómo va a resultar la relación con el Ministerio de Cultura, algo que ha hecho crecer enormemente al festival y le ha dado una proyección mucho más grande”, asegura. Goldberg, por su parte, opina que “Cambalache siempre fue referente de lo que en el ambiente del tango iba apareciendo, y esta edición no será la excepción”. Para el artista y organizador, que el jueves presentará la obra Negro, “el festival no inventó un género ni una estética, pero sí funciona como una especie de pedagogía, que va orientando al público y a los mismos artistas sobre lo nuevo y lo convierte en objeto de crítica y discusión”. Como ellos dos, el resto de la comisión directiva también tendrá participación artística en algún espectáculo. “Es que somos ante todo artistas a los que les gusta generar espacios”, reafirma Garófalo a este diario.
Justamente uno de los espectáculos más destacados está a cargo de Mastrolorenzo. Se trata de 24M (la letra es por marzo), una pieza sobre la última dictadura militar que ya se hizo en el extranjero y el sábado tendrá su debut nacional. Dirigida por el bailarín, que el año pasado obtuvo el segundo puesto en la Final del Campeonato Mundial de Tango, en la categoría Tango escenario, es la única propuesta numerosa dentro del festival: cuenta con 25 parejas en escena, algo inusual para los espectáculos locales, que suelen constar de una o dos parejas de baile. “Quise trabajar con la masa del cuerpo en escena, algo que me resulta alucinante, porque estamos acostumbrados a manejarnos en dúo”, dice el responsable, que asegura que en la obra “no hay un concepto de ballet en el sentido de que está cada uno en su posición, sino que están todos los cuerpos juntos formando un gran cuerpo social”. El espectáculo se verá el sábado a las 20.30 en la Ciudad Cultural Konex (Sarmiento 3131), una de las sedes. Las otras serán la Casa Nacional del Bicentenario (Riobamba 985), el Teatro Margarita Xirgu (Chacabuco 875) y La Viruta (Armenia 1366), donde el domingo se cerrará el festival con una milonga.
Otras propuestas interesantes, entre todas las que hay, son Soliloquios, compuesta por cinco solos del virtuoso bailarín Maximiliano Martino Avila; Chess Piece, donde se conjugan el mimo, el clown, el tango y la danza contemporánea recreando una partida de ajedrez; y Proyecto Graña, obra de la compañía TempoTango inspirada en la voz de María Graña, que aborda sus clásicos desde la danza y otros elementos teatrales. Además habrá proyecciones de videodanza sobre tango (será mañana a las 18 en la Casa Nacional del Bicentenario) y tocarán las orquestas Marisa Vázquez Cuarteto, Altertango y Orquesta Astillero.
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