Por Osvaldo Bayer
SÃ,
algo más para expresarnos. Luego de contemplar el mural con que
modificamos el frente de mi casita, pensé que ojalá todos los vecinos y,
por qué no, los habitantes porteños y de todas nuestras ciudades y
pueblitos hicieran lo mismo. Sueños. Expresar sus gustos, sus deseos
comunitarios, sus ansias, pintando con esos ideales el frente de sus
viviendas. ¿Se imaginan los lectores a un Buenos Aires con miles de
sueños y de ideologÃas en los colores de sus paredes frontales? SerÃa un
paraÃso para los niños, un abrirse a los sueños para los adolescentes,
un mar de esperanzas para los adultos y un propósito tal vez no cumplido
para los viejos como yo, por lo menos allà realizados, sin abandonar
por ello lo que quisieron en vida.
Invito a todos los artistas pintores que expresen también asà sus metas e ideales y que ofrezcan su arte a todos los que quieran expresarse a través de esos sÃmbolos que reúne el dibujo y la pintura.
Todo comenzó cuando un estudiante de arte de la Universidad de La Plata tocó el timbre de “El tugurio”, mi vivienda, nombre puesto por el infalible Osvaldo Soriano a mi rancho. Con timidez, el joven estudiante que llamó a mi puerta me dijo:
–Buenas, don Bayer, soy MartÃn Meza, hijo de la familia Meza de Azul. Soy estudiante de arte en La Plata, y cuando vi el frente de su casa me dije: “Es apropiado para un mural. Tengo una idea luego de haber leÃdo su último libro. Ese mural podrÃa llamarse ‘Encuentro con los pueblos originarios’. ¿Le gustarÃa a usted?”.
Me sorprendió la pregunta porque yo estaba justamente en el paraÃso del infierno leyendo una discusión filosófica sobre Nietzsche y le pregunté como si me hubiera despertado de la siesta “¿cómo dice, un qué?”... Y él me respondió con toda naturalidad: “Un mural”. Lo miré largamente y le respondÃ: “Bueno”. Me pareció una idea brillante. Presentar la casa de uno como surgida “del amor al arte”. A la mañana siguiente se presentó el joven MartÃn con tres ayudantes y baldes de pintura y pinceles y me pidió una escalera que le entregué ya mismo. Y sin demora comenzó la tarea. Que duró tres dÃas ante vecinos estupefactos que se detenÃan para observar al artista que dibujaba estructuras nunca vistas para el frente de una casa. A veces se agrupaban varios vecinos en completo silencio con un gesto como si no entendieran nada o pensaban y no lo decÃan: “Otra locura de Bayer”. Y asà fue. Al tercer dÃa, el joven artista puso punto final a su atrevida obra: el abrazo argentino entre los pueblos originarios y lo europeo llegado a nuestras orillas. El abrazo de la paz y el futuro. Y la frase de San MartÃn que lo dice todo: “Nuestros paisanos, los indios”.
En el patio de “El tugurio” brindamos con un vaso de vino ese final. Alcé mi vaso brindando por el “encuentro definitivo entre las dos estirpes que pueblan nuestra tierra”. Y el artista respondió: “Para que todos los muros frentes de las viviendas se unan a través del arte”.
Y sÃ, es lo que pensamos. Un Buenos Aires que nos reúna todas las mañanas con los sueños de sus habitantes expresados asÃ: “SerÃa un paraÃso”, pensé. Una “sana provocación” para el debate constructivo. SÃ, todos los sueños. E incitar a las ciudades del mundo a iniciar el diálogo interminable entre todos los frentes de cada vivienda. Ojalá triunfe siempre la imaginación.
Pero regresemos a la otra realidad. Vayamos al encuentro de lo que es real. Una parte de ella son los pueblos originarios. Y sus mujeres. Que no se rinden.
Ellas están preparando una gran marcha para el 11 de octubre, a las 18 horas, en el monumento a Roca, en el centro de Buenos Aires, para apoyar la ley del buen vivir. Esta, en gran parte, servirÃa para defender a la naturaleza y organizar la sociedad para que todos tengan trabajo, techo y salud. De ella participarÃan 36 naciones.
En el llamado a participar de la gran marcha se expresa: “Es un llamado desde el corazón, del tuyo, del mÃo, que es el de la tierra, un llamado que grita, que pretende despertarte, un llamado para que no te rindas, para descubrir que no estamos solas, que somos muchas, miles, millones, un llamado de unidad, de esperanza, de fortaleza”. Y anuncian este acontecimiento: “El 21 de abril de 2015, las mujeres originarias cambiaremos la historia, llegaremos a Buenos Aires y tomaremos la palabra en el recinto del Congreso de la Nación para presentar al pueblo argentino, a través de sus representantes parlamentarios, nuestra propuesta para el buen vivir”. Y añaden: “El 21 de abril del 2015, el DÃa Mundial de la Tierra, nos concentraremos frente al monumento del genocida Roca para reemplazarlo por el monumento a la mujer originaria. Desde allà marcharemos al Congreso de la Nación para presentar la propuesta de la ley del buen vivir. Esta ley busca instalar en la agenda polÃtica y social un buen vivir que no sólo sea para las comunidades originarias, sino para todos los que habitan la Tierra, entendiendo lo nacional desde la pluralidad. La armonÃa entre el territorio y la naturaleza. Todo desde la diversidad y los valores comunitarios”. Esta ley será redactada durante el mes de enero en la comunidad PillÃn Mahuiza, Chubut. Además se recogerán un millón de firmas para respaldar el proyecto de la ley del buen vivir.
Por otra parte, diversos organismos de derechos humanos le han solicitado al gobernador de Formosa dar solución a todos los problemas que se mantienen allà con las comunidades originarias, que se preparan para organizar un movimiento nacional que analice esa problemática que existe desde hace años. Buscar la paz es, en sÃ, buscar el buen vivir, nuevo lema de los pueblos originarios. La paz, la bella palabra.
http://www.pagina12.com.ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario