Susurradores para decir las cosas más suavemente. Teatralizaciones en la calle para ver cómo reacciona la gente. Un corto actuado por chicos. Alumnos de distintas provincias expusieron sus iniciativas en el marco del Programa Nacional de Educación Sexual Integral.
En una escuela de Chaco, un grupo de alumnas armó los “susurradores” para susurrar palabras de aliento.
Imagen: Bernardino Avila
Susurrar
palabras de aliento en Chaco, recrear en obras de teatro situaciones de
violencia en Salta, hacer un cortometraje sobre violencia en Córdoba,
expresar por escrito los sentimientos y discutir lo que pocos se animan
en Jujuy son algunas de las formas originales para trabajar sobre
violencia que encontraron los distintos centros educativos que
participaron de las Jornadas Federales “La violencia contra las mujeres;
la escuela como escenario de protección de derechos” que organizó el
Ministerio de Educación de la Nación. Las actividades empezaron ayer y
continuarán durante todo el día de hoy en el Centro Galicia.
Las jornadas se realizan en el marco del Programa Nacional de
Educación Sexual Integral (ESI) y apuntan a que las escuelas “tengan las
herramientas necesarias para generar propuestas educativas que
visibilicen la violencia como una vulneración de derechos específica
para la cual no debe existir el silencio pedagógico”, explicó el
ministro de Educación, Alberto Sileoni. Las jornadas buscan promover el
intercambio entre docentes, estudiantes y equipos de las jurisdicciones
del país y difundir las políticas públicas que se desarrollan en
relación a la violencia de género.
En la Escuela de Educación Secundaria Eva Duarte de la localidad de
Barranqueras, en Chaco, el equipo de bibliotecarias de la institución
trabaja con primero y segundo año. Luego de varias reuniones en la
biblioteca, estudiantes y docentes realizaron una campaña donde
compartieron frases que seleccionaron de los materiales elaborados por
el programa y otras que recibieron en una cartelera pública destinada a
este fin.
Eugenia tiene 14 años y está transitando el segundo año en la
escuela Eva Duarte; Maiara y Jasmín tienen 13 y recién entran a la misma
institución. Las tres integran el proyecto “Escuchame una cosita...”.
En una de sus manos, cada una llevó un tubo de cartón forrado con
diferentes estilos: los susurradores; y, en la otra mano, una pila de
papelitos de colores con frases “lindas y de aliento”. “Pensamos que no
servía empapelar toda la escuela con afiches porque nadie se para a
mirarlos. Nos reunimos en la biblioteca a pensar y ahí salió la idea de
hacer los susurradores”, explicó Eugenia.
Según Jasmín, “muchos chicos tienen miedo de hablar fuerte y el
susurrador es algo más íntimo que permite decir muchas cosas”. Además,
el sistema sirve para una escuela que “tiene mucha discriminación y
prejuicios por ejemplo con los chicos homosexuales y queremos
concientizar sobre estos temas de una forma linda”.
Otro problema que trabajan “hablando bajito es el embarazo
adolescente porque hay muchas chicas que tienen por ejemplo 13 años y ya
están embarazadas. Yo al menos conozco a cuatro”, explicó Maiara. “Y
eso es porque no saben cómo ponerse el preservativo. Yo iba a la
primaria con una, y cuando nos quisieron explicar sobre educación sexual
enseguida fueron los padres a quejarse de que eso era tema para
adultos”, agregó Eugenia.
Para mostrar el funcionamiento de los susurradores, Maiara tomó el
suyo, forrado con lana de colores, y posó uno de los extremos del
cilindro sobre el oído de la cronista. Con una voz suave leyó hacia el
interior del tubo: “Primero tenés que quererte y valorarte a vos para
que te cuiden y te valoren los demás”. Luego, le entregó el papel color
verde que contenía la misma frase. “¿Ves que es lindo? A nosotras nos
parece que la violencia es horrible, preferimos enfrentarla así,
haciendo sonreír”, concluyó Eugenia.
Belén, Matías y Misael son estudiantes de cuarto y quinto año de la
Escuela de Comercio Nº 1 Domingo T. Pérez, de la localidad de Pampa
Blanca de Jujuy. “Venimos a exponer el trabajo que hicimos con ESI, para
demostrar cómo afecta a nuestra sociedad la violencia. Como es un tema
que nos afecta mucho, en los talleres fuimos viendo las diferentes
formas de afrontarlo”, expresó Belén.
“En nuestro caso fuimos seleccionados por las autoridades de la
escuela para traer nuestra experiencia. Nosotros hicimos un cortometraje
y folletos para repartir en la comunidad y aprovechamos el Conectar
Igualdad para subir lo que armamos y difundirlo a la comunidad,
especialmente a escuelas primarias”, explicó Misael. “También hicimos
muchos textos sobre cómo nos sentimos respecto de la violencia y cómo
podemos combatirla. La idea es contar nuestra experiencia y mostrar
nuestro material audiovisual”, explicó Matías.
También llegados desde Jujuy y cargados con cajones de morrones,
tomates y chauchas que habían traído de regalo, los estudiantes del
bachillerato provincial Nº 1 Fraile Pintado, localidad de Ingeniero J.
Iturbe, Ledesma, contaron su experiencia. A partir de un episodio de
violencia entre estudiantes que marcó a la comunidad escolar, realizan
anualmente cuatro talleres sobre ESI.
Agustina, María Sol y Esteban tienen 15 años y cursan tercero en
Fraile Pintado. “Hubo un caso que marcó a fuego la escuela, había una
pareja y el novio le disparó a la chica en una pelea. Después se fue,
pensando que la había matado. Cuando lo quiso agarrar la policía se
suicidó. Por suerte la chica se salvó y con mucho esfuerzo terminó de
cursar”, contó María Sol. “Desde el colegio empezamos a ver cómo
enfrentar estas cosas y empezamos a tener mesas de diálogo y discusión”,
explicó Esteban.
La directora, Arminda Figueroa, que acompañaba a los estudiantes,
agregó que “desde la existencia de la ESI y de la Ley 26.150 tenemos las
herramientas para poder afrontar estos temas. Nosotros teníamos miedo
de charlar con los chicos, pero fuimos aprendiendo a lo largo de estos
años que solo había que darles voz”, concluyó.
Mayra, Selena y Erica vinieron desde Salta, donde cursan en un
colegio de arte. “Realizamos dos performances en la calle, una sin
violencia física y otra con violencia” explicó Mayra. “La pimera vez
nadie se paró siquiera a mirar, los actores se gritaban y la gente
pasaba como si nada”, explicó Selena. “Sin embargo cuando aparecieron
gestos de violencia física, se metió una señora. Fue raro porque se
metió para que el chico la suelte a la chica pero diciendo que con la
violencia no se juega”.
“Cuando explicamos que era una actuación y preguntábamos qué les
generaba eso, nos contestaron que no sabían si meterse o no porque eso
es algo privado. Que se tiene que resolver adentro de las casas”,
explicó Erica con cara de sorprendida. “Nosotras creemos que estas cosas
no se solucionan en privado, sino que tienen que resolverse como
sociedad, porque la violencia está demasiado metida”, concluyó Mayra.
Informe: María Fernanda Rezzano.http://www.pagina12.com.ar
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