Pionero en su campo, el Ficja presenta a partir del jueves, en el Hoyts Abasto, una docena de títulos de distintos orígenes que dan cuenta del pasado y presente de la cultura judía. También se verá una comedia clásica como La pareja dispareja.
Por Oscar Ranzani
A lo largo de la última década, y muy probablemente
como consecuencia de la poca disponibilidad de salas comerciales para
exhibir cine europeo que tiene la ciudad de Buenos Aires en el
calendario de estrenos, proliferaron varias muestras cinematográficas de
distintos países del Viejo Continente. Tal es el caso de festivales de
cine alemán, polaco, finlandés, francés e italiano, entre otras
opciones. Pero hace trece años surgió el pionero de los festivales de
otras latitudes que no tiene tanto que ver con una nacionalidad sino con
una cultura específica que atraviesa diferentes geografías: se trata de
Festival Internacional de Cine Judío en la Argentina (Ficja), que tiene
dos particularidades. La primera es que no sólo difunde cine europeo.
Su propuesta es más amplia: la difusión de la cultura, la historia y la
actualidad judía tanto con producciones de Europa como de películas de
otros países, entre los que pueden mencionarse Israel y Estados Unidos
básicamente. El Ficja, fundado y dirigido por Luis Gutmann, ofrece un
mosaico de diferentes temáticas que abordan esa cultura en sus
diferentes dimensiones, pero no está pensado solamente para el público
de la colectividad sino que es una muestra abierta al público en
general. Esta edición de otoño se desarrollará entre este jueves 4 y el
miércoles 10 de junio en el Hoyts Abasto. Y a lo largo del festival
podrán verse doce largometrajes de distintas latitudes.
Infaltable en una muestra de estas características es la
programación de películas que aborden la cuestión del Holocausto y las
consecuencias del genocidio ejecutado por los nazis que llevó a la
muerte a seis millones de judíos. Uno de esos films es Berlín ’36, de
Kaspar Heidelbach, que se refiere a los episodios sucedidos antes de los
Juegos Olímpicos de Berlín 1936 en torno de la atleta Gretel Bergmann,
por la dudosa posibilidad de que una judía formara parte del equipo
olímpico alemán. Niños prodigio, del alemán Markus Rosenmüller, narra la
historia de un vínculo entre dos niños judíos y una chica alemana,
quienes durante la ocupación alemana en la ciudad de Poltava (Ucrania)
muestran su talento para ejecutar el violín y el piano con la música que
los apasiona. Proveniente de Italia, Fantasmas del pasado, de Claudia
Ehrlich Sobral y Tommaso Valente, relata cómo viven en la actualidad
algunos descendientes de nazis que fueron oficiales o miembros del
régimen. Estos descendientes sintieron la necesidad de distanciarse de
la ideología de sus ancestros y no dudan en exponer la vergüenza y el
dolor que aún permanecen en sus conciencias.
Belén, de Yuval Adler, gran ganadora en la premiación de la Academia Israelí de Cine.
Gran ganadora en la premiación de la Academia Israelí de Cine, Belén, de Yuval Adler, refleja la particular relación entre un oficial del Servicio Secreto Israelí y su joven informante palestino. Conflictivo, como puede preverse, el film rescata a dos seres con lealtades opuestas y dilemas morales. También de Israel es Estimado Sr. Waldman, donde el director Hanan Peled sitúa una historia en la capital del país, Tel Aviv, durante la década del ’60. Haciendo uso de las emociones, el cineasta presenta una ficción en la que Hilik, un niño de diez años, y su hermano, son los encargados de hacer todo lo posible para darle felicidad de su padre que es el único sobreviviente en su familia del Holocausto. Fanático lector de los comics y obsesivo espectador de cine, Hilik implementará una idea para que su padre recupere el espíritu.
Otro film israelí que participó en la selección oficial de los festivales de Cannes, Tribeca y Rotterdam, entre otros, es Habitación 514, de Sharon Bar-Ziv. Una mujer soldado israelí debe interrogar a un oficial que fue denunciado por maltratar a una familia árabe. Como Anna tiene un rango inferior, sumado a su condición de mujer, el oficial denuesta su investigación y sus preguntas. En el interior de esa habitación, el poder es de Anna, pero en el exterior, el oficial cree que ella es una “simple mujer” que no puede ordenarle absolutamente nada. Hay tres películas israelíes más que están programadas en el Ficja. Una es El primer baile, de Sipur Hatzi-Russi, quien dirigió esta comedia protagonizada por una mujer rusa de nacimiento, que es culta y distinguida, y un hombre rudo, aunque de buen corazón. El otro largometraje israelí es Soldado/ciudadano, de Silvina Landsmann –argentina residente en Israel–, quien investigó un programa de instrucción a soldados que están por ser licenciados de la Tzavá y buscó conocer si el ejército israelí enseña derechos humanos a sus soldados, qué tipo de democracia es la israelí y qué derechos tienen los ciudadanos israelíes de origen árabe, entre otros temas polémicos. El último film israelí que presentará el Ficja es Vecinos de Dios, dirigido por Meny Yaesh, que ganó dos premios de la Academia Israelí de Cine. Basado en su experiencia de vida en el barrio Bat Yam de Tel Aviv, el cineasta aborda, en clave dramática, una mirada sobre los jóvenes ortodoxos.
Pero no todos son dramas los que presenta el Ficja. La comedia The Sunshine Boys (La pareja dispareja se tituló en Argentina) del director estadounidense Herbert Ross, fue estrenada hace cuarenta años y el Ficja la homenajea en esta edición. Un breve repaso de la historia: Walter Matthau y George Burns interpretan a Lewis y Clark, un famoso dúo de comediantes durante el apogeo del vaudeville. Esa alquimia que demostraban en el escenario era la contracara de lo que sucedía en la realidad: se odiaban profundamente. El festival se completa con dos producciones holandesas. Una es Sonny Boy, de Maria Peters, que cuenta la historia de Waldemar, un joven de Surinam que emprende un viaje a Holanda con el objetivo de estudiar. Allí conoce a una mujer que dejó a su marido por las infidelidades del hombre y que lucha por mantener la tenencia de sus cuatro hijos. El contexto es la invasión a Holanda que perpetran los nazis y esta pareja decide albergar en su casa a judíos en peligro y miembros de la resistencia. La otra película holandesa es Süskind, de Rudolf van den Berg. Walter Süskind fue un judío alemán que rescató niños judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Y su labor humanitaria recién fue conocida en 1990 gracias a una investigación del periodista David Arnold del Boston Globe.
* Programación y horarios: ficja.com.ar
http://www.pagina12.com.ar
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