viernes, 19 de junio de 2015

Juano Villafañe habla del Festival Poesía en el Centro

"Hay que abrir la poesía"

Para el director del Centro Cultural de la Cooperación, “la poesía está muy naturalizada en un círculo cerrado, pero tratamos con el festival de abrir la poesía a nuevos públicos, a nuevos horizontes, a nuevas prácticas”.

Por Silvina Friera
La polifonía de voces canta y cuenta la trama vibrante del mundo. El VII Festival Latinoamericano de Poesía en el Centro, organizado por el Espacio Literario Juan L. Ortiz del Centro Cultural de la Cooperación (CCC), celebrará la diversidad poética con una programación que incluye debates, presentaciones de libros y lecturas de los poetas internacionales y nacionales invitados con entrada libre y gratuita. Durante cinco días, del martes 23 al sábado 27, se presentarán Federico Díaz-Granados (Colombia), Eduardo Langagne (México), Janet Mc Adams (Estados Unidos), Angela García (Colombia), Bernardo Reyes (Chile), Paura Rodríguez Leytón (Bolivia), Lasse Söderberg (Suecia) y Miguel Angel Zapata (Perú), además de los poetas argentinos Eduardo Mileo, Cristina Piña, Julián Axat, Valeria Cervero, Alejo Carbonell, Nicolás Prividera, Cristian Aliaga, Miguel Martínez Naón, Santiago Sylvester y Eugenio Mandrini, entre otros. En la inauguración de esta edición habrá un recital de Miguel Cantilo bajo el lema “La poesía y la canción” y para el cierre un concierto de Omar Giammarco. Se proyectarán documentales sobre Pablo Neruda y los poetas suecos contemporáneos y se programará una serie de espectáculos teatrales inspirados en los universos poéticos de Federico García Lorca, Nicanor Parra, Olga Orozco, Raúl González Tuñón y Leónidas Lamborghini, interpretados por Cristina Banegas, Patricio Contreras, Mosquito Sancineto, Horacio Roca y Osmar Núñez.
El poeta Juano Villafañe, director artístico del CCC, subraya la “ampliación de la perspectiva de lo latinoamericano” al incluir a poetas de Suecia y Estados Unidos. En esta edición se presentará el número cuarenta de la revista colombiana de poesía Luna nueva, el libro Con un tigre en la boca. Manual de los amantes, con textos de Jorge Boccanera, Patricia Díaz Bialet, Villafañe y Laura Yasan, y la antología Resistencia en la tierra. Y habrá debates sobre “poesía en la emergencia” y las relaciones del teatro con la poesía. “Hubo una primera vanguardia internacional que desde el dadaísmo y el surrealismo se dio en distintas ciudades latinoamericanas. Luego aparecieron los movimientos de vanguardia más nacionales con los sánsicos en Ecuador –un movimiento de ruptura muy importante–, los nadaístas en Colombia –con una actitud irreverente de lo poético–, El Techo de la Ballena en Venezuela –con un arraigo del surrealismo tropical– o el coloquialismo en la Argentina. Este es un momento de mucha diversidad de las poéticas en América latina”, plantea Villafañe a Página/12.
–En la programación del festival hay una mesa que se propone debatir el lugar de la poesía en las políticas culturales. ¿Cuál ese lugar en la Argentina del presente?
–Yo creo que los poetas creamos una nueva lengua dentro de la gran lengua que hemos aprendido en nuestra infancia. Muchas veces los debates que realizamos sobre la poesía se orientan a su interior únicamente o a lo sumo al análisis de las tendencias literarias o de las cuestiones estéticas, que por cierto son muy importantes; nadie lo puede desconocer. Pero es interesante preocuparse, en tanto productores de imágenes y metáforas, por cómo impactan y circulan nuestros poemas, cómo se generan nuevos públicos para la poesía, cómo se trabaja en el campo político-cultural. Las palabras cumplen un rol fundamental en la comunicación. La soberanía del lenguaje está afectada por las nuevas tecnologías, desde los motores de búsqueda hasta el trabajo de comercialización que se hace con el uso de la palabra. Hoy las palabras se venden; por lo tanto hay un mercado de palabras, hay una bolsa de palabras que se cotiza en el mundo. Necesitamos pensar en una crítica desde el quehacer poético. La poesía está muy naturalizada en un círculo cerrado, pero tratamos con el festival de abrir la poesía a nuevos públicos, a nuevos horizontes, a nuevas prácticas, a nuevas relaciones entre la cultura y la sociedad. Hay un hecho profundo con el trabajo existencial de la palabra, en la que el poeta está frente a su propio escritorio. Esa condición es inamovible y debe seguir funcionando; es la tarea creadora, esa angustia ante la hoja en blanco y el deseo de contar, de decir. Pero hay otros contextos, otras relaciones que aparecen hoy, que creo que son importantes. Por eso le damos al festival de poesía, que es un acontecimiento de celebración, otras vinculaciones con el teatro y la música, agregando al cantautor como una forma más de hacer y de decir la poesía cantada. No es que tengamos la solución ni la última palabra, pero queremos abrir las posibilidades para tratar de comprender.
–Hay una paradoja en el hecho de que la poesía tiene un espacio marginal dentro de los géneros literarios. Pero al mismo tiempo esa marginalidad es también una fortaleza que se multiplica en la existencia de pequeñas editoriales y otras formas de micro resistencias, ¿no?
–Hay un elogio de los márgenes, de cierta intemperie o cierta naturaleza salvaje, por donde transitan algunas tribus o uno mismo, porque es un estado de encuentro con uno mismo esa potencia que genera la poesía como último refugio. Uno siente que en la imagen, en la metáfora, está nuestro último refugio. Esa identidad es muy fuerte y hay que seguirla cultivando porque es fundamental, porque en la medida que se potencia ese estado desde los márgenes se potencia la comunicación con los otros. Esa condición paradojal no tiene por qué ser contradictoria. La contradicción se puede saldar generando espacios de difusión y acercamientos a otros públicos. La potencia de la metáfora es fabulosa porque, más allá del sentido común o de la conciencia que exista de la ciudadanía, ¿quién no dijo alguna vez “volverán las oscuras golondrinas” (Gustavo Adolfo Bécquer) o “triste y cordial como un legítimo argentino” (González Tuñón)? Esta circulación de los versos está instalada en lo cotidiano. Cuanta más poesía se instale desde esos márgenes, mejor. La poesía es un género que se preserva a sí mismo de los embates y hace de la marginalidad su propio elogio. El fenómeno de Internet ha generado cierta inflación de lo literario, ¿no? El campo de legitimidad, que en otras generaciones se producía a través del libro, del soporte en papel, hoy se ha modificado. Estos fenómenos micropoéticos generan una suerte de canon imposible, porque ¿cuál es el canon?, ¿cuáles son los estados de conformación de legitimidad? Más allá de que hay premios Nacionales y hay autores que uno reconoce y que se van consolidando, existe una multiplicidad de voces que aparecen que van alterando el canon. Hay una resistencia en los márgenes, pero en muchos márgenes, con muchos microclimas y poéticas.

* El VII Festival Latinoamericano de Poesía en el Centro se realizará en dos sedes: el CCC (Corrientes 1543) y la Casa Nacional del Bicentenario (Riobamba 985). La programación diaria se puede consultar en http://www.festivalpoesiae nelcentro.blogspot.com.ar

http://www.pagina12.com.ar 

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