El argentino derrotó contra todo pronóstico al español por 7-5, 1-6 y 6-3 y jugará una inesperada final del Torneo de Valencia ante Marcel Granollers.
El argentino Juan Mónaco derrotó contra todo pronóstico al español David Ferrer por 7-5, 1-6 y 6-3, y jugará una inesperada final del Torneo de Valencia ante Marcel Granollers, quien horas antes también había dado la sorpresa ante Juan Martín del Potro.
Mónaco y Ferrer se habían repartido las victorias en los seis anteriores enfrentamientos entre ambos, pero el español, finalista del último Masters 1.000 y vigente campeón del torneo era el gran favorito.
El número 5 del mundial tuvo en varias fases del partido todo a su favor para poder repetir la final del pasado año ante Granollers pero pagó muy cara su falta de concentración en ciertas fases del partido ante un batallador Mónaco, que nunca se dio por vencido.
Y eso que Ferrer comenzó muy bien el partido, muy agresivo con su derecha y dominando a un Mónaco que no aguantaba los peloteos. Con 3-0 a su favor, el español dispuso de tres puntos de ''break'' que no aprovechó y dio vida a su rival.
A pesar de perder su servicio en el séptimo juego, David lo recuperó en el siguiente y sacó para cerrar la primera manga. Pero el alicantino no tenía la seguridad del comienzo de partido y por contra, los golpes de Mónaco cada vez eran más fiables. El español se ofuscó en su juego y cedió dos veces más su saque. Mónaco se apuntó la primera manga por 7-5.
El arranque del segundo set fue un calco del primero pero con la gran diferencia de que en esta ocasión Ferrer no perdonó el segundo ''break'' en el cuarto juego. Con 5-0 abajo, Mónaco se dejó ir pensando ya en una tercera manga en la que se decidiría el finalista y en la asistencia del fisioterapeuta, para que le realizara un masaje en la zona lumbar en el cambio de set.
El número 5 del mundo del torneo no se enfrió pese al parón y comenzó el set con un 2-0 con el que parecía que encarrilaba el partido, mientras Mónaco seguía recibiendo tratamiento del fisio.
Pero el propio Ferrer se iba a cavar su propia tumba en el cuarto juego cuando protestó airadamente un primer servicio y a continuación realizó una doble falta que le costó el saque.
A partir de ahí, el alicantino se fue mentalmente del partido y Mónaco aceptó el regalo para pasar de un 0-2 a un 5-2 que resultó definitivo para que uno de los tres invitados al torneo se cuele en la final.
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