La dupla está al frente de la señal que comenzó sus transmisiones el jueves pasado. En el marco de la nueva Televisión Digital Abierta (TDA), el objetivo es, anuncian, abrir la pantalla a nuevas estéticas y actores sociales.
Por Facundo García
La Televisión Digital Abierta (TDA) está cambiando el mapa de los medios en la Argentina. El jueves inició sus transmisiones 360TV, una nueva señal de noticias, cultura y entretenimiento que promete abrir la pantalla a nuevas estéticas y actores sociales. La apuesta tiene banca: Bernarda Llorente y Claudio Villarruel, dos de las mentes más respetadas de la industria, se calzaron el saco al hombro y durante quince o dieciséis horas diarias recorren los pasillos del canal contagiando el entusiasmo que sienten por un emprendimiento que “sintetiza sus aspiraciones profesionales y éticas”.
–¿Qué diferencia hay entre armar la programación de un canal de aire “corriente” y un canal de TDA?
Llorente: –Nosotros estamos acostumbrados a programar en un canal líder, con ciertos espacios consagrados. Acá está todo por hacer. Somos conscientes de que vamos a tener que ir tanteando qué es esto para dar con las maneras más efectivas de atraer a la gente. Por eso nuestro destinatario es muy amplio. Hay que ver quiénes se van sumando y qué pueden aportar ellos. Y es genial, porque al ser todo tan nuevo no tenés la presión inmediata del rating. Siento que podemos demostrar sin presiones que la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual llegó para sumar voces y no para restarlas.
Villarruel: –De las muchas propuestas que recibimos, ésta fue la que nos sacudió el corazón. El asunto nos daba gran curiosidad, y de hecho lo veníamos estudiando. Ya en el 2000 Bernarda me advertía sobre “la transformación que podía venir” y estábamos en Videomatch, no sé si habré podido escucharla bien (risas). Hacer tele digital es salir a buscar lenguajes que flotan en el imaginario social y, sin embargo, no están representados. Es ajustar la antena hacia otros horizontes, diferentes de los del mainstream. Buscamos resquicios; huecos en el lenguaje establecido. Yo les llamo “nuevas singularidades”, esto es, identidades que nos permitan redescubrirnos.
–¿Y cómo se traduce esa búsqueda en una grilla de TV?
Villarruel: –En principio, hay que aclarar que no seremos un canal exclusivamente de noticieros, pero sí con una centralidad de lo informativo. En nuestros programas vas a notar que cada periodista mantiene su subjetividad. Defendemos un código que quiere romper con la lógica impuesta en esta polarización generada a partir del enfrentamiento entre un gobierno votado democráticamente y una corporación económica. Hay que construir espacios alternativos, donde podamos hablarnos con el mayor de los respetos y con nuestra verdad. No vamos a hacer operaciones de prensa ni chantajes económicos y no se dará ninguna noticia sin chequear las fuentes.
Llorente: –La otra cara de esa responsabilidad tiene que ver con que estamos percibiendo un cambio de comportamiento. La gente tiene ganas de votar, de ser parte; y hay que estar a la altura de esa demanda. En este momento clave, hay que garantizar que los caminos de expresión de la ciudadanía estén abiertos.
La tecnología no da tregua. Los tiempos de la papa ensartada en la antena, parece, están contados. Y el sacudón se extenderá mucho más allá de lo técnico: los defensores de la TDA explican que su implementación podría alterar las prioridades que eran santo y seña en la llamada “caja boba”. En el escenario que viene, el entretenimiento dejaría de ser el único registro viable, y ganarían relevancia los contenidos culturales y educativos, con participación de la sociedad civil. “Confiamos en eso. No vamos a convertirnos en una suma de noticias sin relevancia, puestas ahí porque no sabíamos qué hacer –despeja Villarruel–. Al contrario, vamos a armar productos que empiecen y terminen, que te dejen algo y que cuenten con una agenda cuidadosamente seleccionada.”
“Los programadores” van y vienen juntos. Se consultan. Los motiva el contexto del país; y se los ve a gusto en ese tándem que ya ha dado buenos frutos. Llorente y Villarruel se conocieron en Canal 13 a mediados de los ochenta, cuando trabajaban con Juan Alberto Badía en Imagen de radio. Aunque Llorente tuvo que viajar por razones personales y académicas, siempre mantuvieron el contacto. En Telefé marcaron época, e incluso pudieron concretar proyectos como Televisión por la Identidad o Montecristo, que ayudaron a que se tome conciencia acerca de los crímenes de la última dictadura militar.
Hoy, la relación entre poder político y poder mediático es un tema insoslayable. Los dos saben que se trata de un borde difuso, y que habrá que tomar decisiones difíciles.
Llorente: –Sinceramente, a mí me pusieron contenta las elecciones primarias que hubo la semana pasada. Hace décadas que se repite que la única construcción política posible es la mediática, y quedó en evidencia que no está todo ahí. Se demostró que los votantes no son cien por cien manipulables; y que –por más que a veces cometan errores– no compran las “realidades” que se contradicen con sus percepciones.
–En la programación de 360TV hay nombres que antes pasaron por la pantalla de los grupos hegemónicos. ¿Creen que a partir de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual continuará este éxodo hacia nuevos canales?
Llorente: –La legislación anterior creaba un cuello de botella. Pocos medios significaban poca posibilidad de elegir. A medida que la norma se vaya implementando eso se revertirá.
Villarruel: –Habrá más ámbitos para buscarse a sí mismo desde todo punto de vista. Yo creo que una de las claves para ser feliz es encontrar qué cosas te apasionan. Acá nos apasiona la televisión. Lo sabemos porque podemos estar haciendo el prime time del programa más visto o presentando un canal en un sistema nuevo y siempre vamos a tener un idéntico espíritu. Como equipo, ésa es nuestra identidad, y quien sienta que la comparte puede acercarse.
Por supuesto, lo de los entrevistados no es sólo vocación y vértigo. Cada tanto asoman la licenciada en ciencias políticas y el sociólogo que se agazapan tras el ágil estilo discursivo que caracteriza a los que se acostumbran a vivir el minuto a minuto. No enfatizan su opinión sobre el presente, pero la tienen. No por nada el lema del canal será “más mirás, más te ves”: la dupla sabe que está frente a la oportunidad de girar el eje de las cámaras –360 grados, justamente– para estimular un ida y vuelta con el público como protagonista.
–Ambos tienen rasgos aparentemente contradictorios. Llorente hace periodismo de investigación, y Villarruel ha dicho más de una vez que le fascinan los directores Andréi Tarkovski, Patrice Leconte y Abbas Kiarostami. ¿Cómo se hace para que esas zonas personales armonicen con la exigencia comercial de la TV?
Llorente: –En eso 360TV es lo mejor que nos podría pasar, porque por un lado venimos con la gimnasia de hacer programas de tele y por otro sabemos que ser creativos es estar abiertos a todo. Permanentemente vemos y hacemos producciones en el exterior y siempre se acumulan experiencias nutritivas. Todo sirve.
Villarruel: –Hace diez años te habría respondido que sí, que siento contradicciones. Pero las contradicciones te hacen crecer, así que ya no me preocupan. Aprendí a no sentir mis preferencias como fuerzas en lucha. Me puede gustar un director iraní y Harry Potter, y percibir esas variaciones me estimula. Al estar al frente de un canal generalista, desde luego, tenemos que incluir. Sabiendo eso, procuramos darnos todos los gustos.
* 360TV puede verse con televisores preparados para sintonizar TDA, o ingresando a www.360tvdigital.com.
http://www.pagina12.com.ar
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