jueves, 6 de septiembre de 2018

La mejor jugadora

      

La increíble historia de Diana Taurasi: crack del deporte, vegana y madre flamante con su esposa

 

La mejor basquetbolista del mundo, hija de una rosarina y cuádruple campeona olímpica con Estados Unidos, presentó a Leo Michael con su pareja australiana.

Pese a transitar por la época en la que todo se expone públicamente, ella siempre, fiel a sus convicciones, mantuvo un bajo perfil. Nunca dejó de entender el negocio y le aportó en la cancha probablemente como ninguna otra mujer en la historia. Pero fuera de ella, lo justo y necesario, sin renegar pero sin apartarse de la real razón de su popularidad: el deporte.
Sin embargo, también protagoniza una tierna historia que desde hace unos tres meses pasa por sus capítulos más felices. Se trata de Diana Taurasi, la mejor jugadora de básquetbol del mundo, que por estos días camina los senderos de la reciente maternidad junto a su pareja y ex compañera de equipo, la australiana Penny Taylor, quien dio a luz al pequeño Leo Michael, nacido el 1° de marzo pasado y cuyas primeras imágenes se conocieron en estos días en la revista “Raise Vegan”, que promueve el veganismo.

“Estoy pasando un nuevo episodio en mi vida y en mi carrera, así que voy a aceptar consejos de cualquiera. Dormir es una palabra que no entiendo mucho en estos momentos, pero es todo por causa de este buen chiquito”, bromeó hace poco la jugadora, cuádruple campeona olímpica con Estados Unidos.
“Es increíble. Es algo maravilloso verlo despertarse todos los días, crecer, reconocer cosas. Es un bebito hermoso”, dijo con todo el amor de mamá a flor de piel.


Tal era la reserva en cuanto a la vida privada de Taurasi que el gran público recién supo de su orientación sexual cuando la jugadora de Phoenix Mercury de la WNBA contrajo matrimonio con Taylor en mayo de 2017. “Era nuestra cosa especial. Nunca lo mantuvimos en secreto, simplemente no queríamos que se convirtiera en un problema”, dijo por entonces la hija de padre italiano y fanática de Rosario Central, porque su madre es rosarina.
Se trata de dos exitosas atletas. Taylor fue campeona mundial con Australia en 2006. Taurasi, sin ir más lejos, es la máxima anotadora en la historia de la WNBA, ganó tres ligas en Estados Unidos y otras tantas en Europa, y nunca renunció a ser quien es: una mujer a la que no le importó acumular multas insólitas por vestirse “de forma poco femenina”.

La homosexualidad no resulta un tema sencillo de abordar en el deporte. Incluso a estas alturas, con los grandes progresos que se han logrado en materia de aceptación, los atletas encuentran grandes dificultades que sólo ellos pueden entender y explicar. Y no sólo afecta a los homosexuales; las mujeres también enfrentan la mirada cruel y el dedo acusador bajo vaya uno a saber qué conceptos.
Incluso aunque fuese cierta, la afirmación de Candice Wiggins demuestra el por qué. La ex basquetbolista aseguró el año pasado que “el 98 por ciento” de las jugadoras de la liga son gays y que “deliberadamente intentaban herirme” porque, a diferencia suya, ellas no estaban “orgullosas de ser mujeres”. Y apuntó: “Les hacen bullying a las heterosexuales”.

Ya en 2016, antes de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro y antes de que se supiera la inclinación sexual de Diana, hasta el equipo de básquetbol femenino de Estados Unidos tenía en su plantel a cuatro jugadoras que habían declarado abiertamente su elección sexual. Entre los varones activos de la NBA, al menos, no se conocía ningún caso.
“Es un asunto tan tabú en el deporte masculino... Si sacás algo gay (sic) se van todos corriendo como si se tratara de un virus. Creo que a medida que crecés, madurás y aceptás como ser humano que hay personas diferentes, ya sea racial, religiosa o sexualmente”, decía Diana, que igualmente reconocía: “El problema debe ser la educación y la maduración. Nuestra liga creció mucho en ese aspecto. Pero te preocupa no ser aceptada, ser rechazada, que te hagan un vacío. Es realmente muy duro”.

El matrimonio de Diana y Penny, quien había estado casada con el voleibolista brasileño Rodrigo Gil, su maternidad y su felicidad son ahora un gran aliciente para muchas chicas -y chicos- que enfrentan a diario las dificultades de la discriminación, ese sinsentido que todavía vive y se respira con fuerza. Taurasi y Taylor, juntas, acumularon éxitos en el Mercury, pero sobre todo afuera,
venciendo a los mayores prejuicios.

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