Junto al Papa Francisco, lÃderes de diversas religiones firman una declaración para erradicar la trata
Fue en un acto sin precedente en el Vaticano, en el que el PontÃfice
condenó "el terrible flagelo de la esclavitud moderna en todas sus
formas".
Francisco firmó la declaración para erradicar trata antes 2020. Foto: AFP
Por Elisabetta Piqué
ROMA.- El papa Francisco
condenó hoy con fuerza "el terrible flagelo de la esclavitud moderna
en todas sus formas", al que volvió a calificar como "un crimen de lesa
humanidad". Lo hizo al protagonizar un acto sin precedente en el
Vaticano, en el que lÃderes de diversas religiones -musulmanes, judÃos,
cristianos ortodoxos, anglicanos, hinduÃstas, budistas- firmaron una
declaración conjunta para erradicar antes de 2020 la explotación fÃsica, económica, sexual y psicólogica que encadena a millones de personas.
"Declaramos
en nombre de todos y de cada uno de nuestros credos que la esclavitud
moderna, en término de trata de personas, trabajo forzado, prostitución,
explotación de órganos, es un crimen de lesa humanidad", dijo el papa
Francisco en su discurso, que pronunció en español en una ceremonia en
la Casina PÃo IV, sede de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales,
en el Vaticano.
En el salón del espléndido edificio del
Renacimiento, inmerso en los Jardines vaticanos, saltaban a la vista
jeques con turbantes, rabinos con kippá, hindúes envueltos en túnicas
marrones, budistas vestidos de naranja, cardenales de negro y púrpura, anglicanos de violeta e, incluso, una mujer sacerdote de esa misma
confesión, con clergy.
El Papa, que siendo arzobispo de Buenos Aires apoyó siempre la lucha
contra el trabajo esclavo, la prostitución y la trata de personas, en su
discurso lamentó que "a pesar de los grandes esfuerzos de muchos, la
esclavitud moderna sigue siendo un flagelo atroz que está presente a
gran escala en todo el mundo, incluso como turismo".
"Este crimen
de lesa humanidad se enmascara en aparentes costumbres aceptadas, pero
en realidad hace sus vÃctimas en la prostitución, la trata de personas,
el trabajo forzado, el trabajo esclavo, la mutilación, la venta de
órganos, el mal uso de la droga, el trabajo de chicos", dijo.
"Se oculta tras puertas cerradas, en domicilios particulares, en las
calles, en automóviles, en fábricas, en campos, en barcos pesqueros y en
muchas otras partes. Y esto ocurre tanto en ciudades como en aldeas, en
las villas de emergencia de las naciones más ricas y más pobres del
mundo. Y lo peor es que tal situación, desgraciadamente, se agrava cada
dÃa más", lamentó Francisco.
Luego de llamar a la acción a todas
las personas de fe y a sus lÃderes, a los gobiernos y a las empresas,
agradeció a todos los presentes por "este compromiso transversal que nos
compromete a todos". Y finalizó: "Todos somos reflejo de la imagen de
Dios y estamos convencidos de que no podemos tolerar que la imagen del
Dios vivo sea sometida a la trata más aberrante".
Presentes
Entre los lÃderes de diversas religiones que firmaron la declaración
conjunta estaban los amigos argentinos del Papa: el dirigente islámico
Omar Abboud y el rabino Abraham Skorka,
que en su discurso dijo que "más allá de los múltiples credos, sólo la
visión del otro como semejante permitirá una realidad más justa".
Además,
estaba el filántropo multimillonario australiano Andrew Forrest,
presidente de Global Freedom Network, que organizó este evento junto al
arzobispo argentino Marcelo Sánchez Sorondo, presidente de la Academia
Pontificia de Ciencias Sociales, que se ocupa del tema de la trata por
pedido expreso de Francisco.
"Aquà se vivió un tributo al amor
humano, que el uno sepa amar al otro, y no cosificar al otro, porque
cuando esclavizás a alguien lo estás cosificando", dijo a LA NACION
Skorka, que se mostró muy impresionado por el encuentro. "Nos mirábamos
los unos a los otros y sabÃamos que nos estábamos reconociendo en
nuestra condición humana", dijo.
Abboud, por su parte, destacó la
presencia de todas las expresiones del islam -sunnita y chiita-, asÃ
como de las confesiones cristianas y judÃas, "algo que muestra un acto
de madurez". Y subrayó que "más allá de los congresos y las buenas
intenciones, éste es un hecho concreto, donde las religiones se unen por
un mal del mundo moderno".
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