Por Claudio Mauri
Enviado especial
La Argentina sacó la cabeza del pozo en el que se había metido sola, superó por 3-0 a Costa Rica y se clasificó para los cuartos de final; encontró en Gago al hombre que entendió cómo poner en marcha el funcionamiento colectivo y le permitió a Messi recuperar la frescura.
CORDOBA.- Se sacó la mufa. Se liberó. La Argentina sacó la cabeza del pozo en el que se había metido solita. No hay que perder de vista que goleó a una Costa Rica muy tierna y juvenil, lo más flojo del grupo, pero los problemas de este equipo venían siendo propios, con independencia de la oposición de turno. Anoche encontró demasiadas cosas para lo poco que venía cosechando: goles, la batuta de Gago hasta conseguir la ventaja, la filosa conducción de Messi para golear y el afecto del público cordobés. También la clasificación a los cuartos de final, que apenas es el piso de una obra que está en construcción.Es evidente que las decepciones ante Bolivia y Colombia dejaron secuelas en la Argentina. Empezó con la mochila de una responsabilidad que le pesa mucho. Disputó un primer tiempo con una tensión competitiva mayor a la que venía mostrando, pero le faltaban serenidad y soltura para sacar provecho de un dominio que fue creciendo hasta hacerse abrumador.
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