El evento fue organizado por el Ministerio de Educación y el Canal
Encuentro frente al Palacio Pizzurno. Participaron 17 escuelas porteñas y
bonaerenses. El docente y periodista cautivó a los chicos con
ejercicios y problemas para pensar y divertirse.
“Esto es una fiesta”, aseguró Adrián Paenza, antes de comenzar su clase pública de matemática.
Imagen: Rafael Yohai
La Plaza de
los Dos Maestros, en el barrio de Recoleta, se había convertido ayer en
un aula gigante. Casi unos 600 estudiantes se ubicaban en pupitres
escolares que se habían instalado en hileras, de cara a la sede del
Ministerio de Educación de la Nación. En un escenario montado sobre la
calle Pizzurno, un pizarrón, varias tizas y un escritorio adornado con
un globo terráqueo esperaban a Adrián Paenza. El periodista y docente
dictó una clase abierta en la que realizó ejercicios matemáticos a su
manera, con ejemplos de la vida cotidiana y juegos para lograr
explicaciones prácticas y hacer participar a los alumnos. La idea del
encuentro era pensar y divertirse, aunque se tratara de hacer cálculos y
recién hubieran pasado algunos minutos de las 10 de la mañana.
“Esto es una fiesta”, aseguró Paenza, antes de comenzar su clase de
matemática para las 17 escuelas secundarias porteñas y bonaerenses que
dieron el presente. Muchos de los adolescentes, acompañados de sus
docentes y directores, le prestaban atención con gorras blancas para
protegerse del sol y remeras que llevaban la inscripción “Clase Abierta
de Adrián Paenza”.
La actividad fue organizada por la cartera educativa y el Canal
Encuentro, con el apoyo del Ministerio de Cultura y el Programa Conectar
Igualdad, como un homenaje al matemático. En agosto, la Unión
Matemática Internacional lo premió con el galardón Leelavati 2014 por su
papel en la divulgación de esta ciencia exacta, que plasmó en numerosas
publicaciones en Página/12, en ocho libros y en sus programas de
televisión.
Paenza explicó a chicos y docentes que “para las matemáticas no hace
falta saber nada, hace falta pensar. Nosotros no nacimos sabiendo,
vivimos probando y equivocándonos”. Además resaltó el valor de que
exista la educación pública como una herramienta para socializar el
conocimiento. “La única manera de igualar para arriba es a través de la
educación libre, gratuita y obligatoria, garantizada por el Estado”,
consideró.
Durante más de media hora, el matemático presentó distintos
problemas, para los cuales hacía pasar al frente a los adolescentes que
se ofrecían como voluntarios. Desde abajo, varios alumnos seguían los
ejercicios con sus netbooks escolares; la mayoría gritaba los resultados
que sacaban usando la cabeza.
La charla contó también con la presencia del titular del Ministerio
de Educación, Alberto Sileoni, quien sostuvo que “ésta es una clase de
reconocimiento a Adrián Paenza, es la posibilidad de traer a los chicos y
mostrarles otro modo de ver la matemática, que es algo que estamos
tratando de introducir en las escuelas. Como hace Adrián, esta
disciplina también puede tener belleza y creatividad”.
“La clase estuvo muy buena. Paenza es un capo, lo conocía pero nunca
lo había escuchado. Por ahí tiró varios ejercicios que ya sabía porque
los había buscado por Google”, contó a este diario Magalí, una alumna de
16 años de la Escuela Media 13, de La Plata. “A mí siempre me gustaron
las matemáticas, cuanto más difíciles son los ejercicios más me
enganchan”, agregó.
Mientras tanto, Yazmín, estudiante de primer año de la Escuela 15,
de Tandil, comentó que “no me gustan mucho las matemáticas pero me gustó
la clase. Hacía juegos y enseñaba cosas que no sabía”.
“Nosotros trabajamos con un grupo de estudiantes hipoacúsicos y
sordos y enseñar matemática es el doble de problemático. No sólo tenemos
que emplear recursos para disminuir el nivel de abstracción de lo que
transmitimos, sino que también tenemos que trabajar con el lenguaje de
señas, que tiene sus particularidades. Por eso, esta invitación es muy
importante”, señaló Gabriela San Martín, directora de la Escuela 503, de
Tres de Febrero. El colegio trabaja desde 2009 en un proyecto de
integración con 20 alumnos hipoacúsicos. Algunos de ellos estaban
sentados en primera fila y prestaban atención a las intérpretes que,
debajo del escenario, traducían lo que Paenza explicaba.
Mayra, profesora de primer y tercer año de la Escuela Secundaria 9,
de San Miguel, reflexionó que “los chicos se copan porque es otra mirada
de la matemática, es más lúdica. El sentido de la materia no es
repetir, sino razonar y que le encuentren un sentido. Al ser una materia
dura, esto es un aporte fantástico”.
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