El conjunto humorístico-musical será parte de la velada de mañana en el Colón, en el cual compartirá con los pianistas y la orquesta La historia del soldado, de Igor Stravinski, y El carnaval de los animales, de Camille Saint-Saëns.
Por Karina Micheletto
La visita de Daniel Barenboim junto a la Orquesta West-Eastern Divan (algo así como “El diván de Oriente y Occidente”, un nombre que remite al conjunto de poemas que Goethe escribió, fascinado por la poesía persa y la cultura del Islam, pensando en lo “otro”, lo diferente, lo ajeno) resulta un acontecimiento extraordinario desde muchos puntos de vista. Lo es por el peso simbólico de esta formación, multiplicado en un momento de ataque atroz en la Franja de Gaza. Lo es también en el sentido estrictamente musical, en la primera vez que Barenboim se presenta junto a Martha Argerich en el Teatro Colón, en una serie de conciertos que comenzó el domingo pasado. Será también destacable el concierto gratuito que dará con la orquesta en Puente Alsina, el próximo domingo a las 11. Y también lo será el momento especial que se vivirá mañana a las 20, también en el Colón, cuando Barenboim y Argerich se reúnan con Les Luthiers.
Los integrantes de Les Luthiers –Carlos López Puccio, Jorge Maronna, Marcos Munsdstock, Carlos Núñez Cortés y Daniel Rabinovich– y Daniel Barenboim comenzaron a imaginar este evento único en marzo pasado, cuando se reunieron en Bilbao. Les Luthiers llegaron allí en medio de su gira con Lutherapia, el espectáculo que precedió al que estrenarán en pocos días en el Gran Rex, Viejos hazmerreíres. Barenboim había sido convocado para el festejo que el Museo Gu-ggenheim realizó por los 85 años del arquitecto estadounidense Frank Gehry, diseñador del museo y amigo del director argentino. Aquél fue el primer paso para delinear el encuentro de mañana, con un programa musical que recorrerá La historia del soldado, de Igor Stravinski, y El carnaval de los animales, de Camille Saint-Saëns.
¿Cuál será la forma que adoptará en este singular encuentro la historia de aquel soldado que se encuentra con el diablo y le cambia su violín (su alma) por un libro que predice el futuro? ¿O la suite que Saint-Saëns imaginó como una broma para Carnaval, llena de animales y guiños de humor? Muy en su estilo, los Les Luthiers dicen que prefieren no “adelantar” nada de lo que ocurrirá en pocas horas en el Colón, y explican por qué: “Mejor ni adelantar no atrasar al ser dirigidos por Barenboim. A pesar de su excelente humor, mejor cuidarse. Lo que podemos contar es que será hermoso y divertido”, advierten. Sin embargo, ante la férrea insistencia periodística, Daniel Rabinovich, en consensuada representación del colectivo, acepta “adelantar” algunas cuestiones sobre el encuentro en diálogo con Página/12.
–¿Por qué Barenboim los convocó para acompañarlo en el Colón? –Porque hace años que nos conocíamos y él tenía ganas de hacer algo en común con nuestro grupo. Se ve que en su evaluación personal acerca de la calidad musical de Les Luthiers hay algunos errores...
–¿Qué les dijo cuando les hizo la propuesta? –Nos explicó su idea y, aunque mantuvimos la calma, fue inevitable abrazarlo, manosearlo y decirle que sí a los gritos. Fue una situación incómoda, especialmente para él.
–¿Cómo fue el encuentro en Bilbao para ultimar detalles? –Nos reunimos un buen rato a desayunar. Las medialunas se enfriaron, mientras nos divertíamos y reíamos a los gritos, pensando en lo que haríamos en el concierto. Fue un auténtico fracaso gastronómico.
–En este concierto protagonizarán un acontecimiento histórico: por primera vez se reunirán en el Colón ustedes, Barenboim con su orquesta y Martha Argerich. ¿Qué significa para ustedes este encuentro? –Una gran alegría, un orgullo especial y un compromiso fuerte, para el que estamos trabajando desde hace mucho tiempo. Son nuestros referentes, nuestros admirados músicos, nuestro ejemplo.
–¿Qué relación previa tienen con las obras que van a interpretar? ¿Hay algo que valoren especialmente de ellas? –La historia del soldado es una querida y vieja conocida, al punto de que Marcos ya la hizo (en el personaje del Diablo) cuando éramos muy jóvenes. En cuanto al Carnaval, es de las obras que uno escucha a través de toda la vida, repitiendo la sensación de placer y diversión cada vez. O sea que tenemos una relación muy cercana con ambas.
–Luego de este concierto volverán a presentarse en el Gran Rex, esta vez repasando de algún modo la historia del grupo. ¿Cuál dirían que es la relación entre esa historia de Les Luthiers y la función del Colón? –Simplemente una relación de continuidad cronológica, ya que son espectáculos diferentes. Obviamente que la función del Colón, con todo lo que ella implica, nos cambiará, pero Viejos hazmerreíres será regresar a nuestro trabajo habitual, a nuestra querida rutina del Rex.
–Habla de una continuidad cronológica. ¿Alguna ruptura? –Esperemos que no haya ninguna ruptura... y mucho menos con los extraordinarios músicos que nos invitan a tocar con ellos en el Colón. La continuidad está garantizada: ambas partes somos concurrentes habituales de los espectáculos de los otros...
–¿Qué implica para ustedes actuar con la orquesta West-Eastern Divan, con toda su carga simbólica, en este momento? –Un orgullo musical y especialmente humano. Todos somos testigos y víctimas de la locura generalizada que siempre es la guerra. Mantenemos la ilusión en un proyecto contenedor, inteligente, humano, musical y pacífico que ayude a aplacar sus terribles consecuencias.
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