sábado, 4 de agosto de 2018

Nieto 128

“Hemos encontrado un chico que necesita amor”
 
Las Abuelas de Plaza de Mayo anunciaron la identificación del hijo de Rosario del Carmen Ramos.
 
Marcos fue secuestrado en Tucumán cuando tenía cinco meses. Su mamá está desaparecida. El jueves se reencontró con sus dos hermanos. “Se habla de la restitución de una persona, para mí es la restitución de un amor no vivido por 42 años”, dijo su hermano Camilo.
 
“Hemos sido un trío de niños”, dice Ismael para describir el reencuentro de los tres hermanos: él, Camilo y Marcos, que fue secuestrado cuando tenía cinco meses. Eran tres niños reunidos el jueves en un despacho de la fiscalía federal número 2 de Tucumán. Tres niños de cuarenta años que no pudieron estar juntos y quieren recuperar en veinte segundos todo el tiempo perdido. “Fue maravilloso. No lo puedo explicar con palabras. Me ha matado la curiosidad de saber de su vida, cómo estaba, lo quería llevar a mi casa, que se integre con su familia… ‘vas muy rápido, pará’, me dijeron. También es muy shockeante para él”, relata Camilo. Y resume: “Se habla de la restitución de una persona, para mí es la restitución de un amor no vivido por 42 años”. 
 
Marcos recuperó su identidad el jueves, cuando le informaron que es hijo de Rosario del Carmen Ramos, una santiagueña militante del PRT que desapareció a fines de 1976 en Tucumán. Marcos tenía cinco meses cuando fue apropiado y el jueves conoció a sus hermanos Ismael y Camilo, hijos de su madre y de Ismael Amado Suleiman. La identidad del padre de Marcos no pudo establecerse todavía en base a la información del Banco Nacional de Datos Genéticos.
En la foto, en blanco y negro, hay una mujer y dos niños pequeños subidos a un sulky tirado por una llama. “El único documento vivo que tenemos de mi mamá”, dice Camilo. La imagen preside la conferencia de prensa. En realidad son dos, la segunda es un zoom de las caras de Ismael, Camilo y Rosario tomada de la misma y única foto.

Estela de Carlotto cuenta que Rosario nació en 1948 en Santiago del Estero. Que tenía ocho hermanos y una hermana. Rosario se fue a trabajar a Tucumán, donde se casó con Ismael Amado Suleiman, con quien tuvo a sus dos hijos mayores (Ismael y Camilo) y luego se separó. Fue secuestrada a principios de 1976 en un operativo realizado por las fuerzas de Seguridad en la zona del viejo cargadero de caña de la localidad de San José. La tuvieron cautiva varias semanas hasta que fue liberada. Estaba embarazada de Marcos. “La golpearon, la metieron dentro de un tacho de agua, le dieron corriente”, revela Ismael a PáginaI12. Marcos nació el 9 de junio de 1976 y, cinco meses después, Rosario fue secuestrada nuevamente. La subieron a un Ford Falcon blanco y desapareció. Camilo estaba con su padre, pero Ismael y Marcos también fueron secuestrados. Ismael, que tenía seis años, estuvo un año y medio con la familia de un militar hasta que logró escapar y Marcos estuvo desaparecido hasta el jueves, el día en que se reencontró con sus hermanos.
En 1999, Ismael se acercó a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) para relatar su historia y denunciar la desaparición de su hermano y su mamá. En 2013, el Fondo permanente de Recompensas del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos recibió información que señalaba a un joven como hijo de desaparecidos apropiado por una persona imputada por crímenes de lesa humanidad en Tucumán. Estos datos fueron entregados a la Unidad Especializada para casos Casos de Apropiación de Niños durante el Terrorismo de Estado de la Procuración, que inició una investigación. Así se pudo encontrar a Marcos, quien accedió a realizarse los estudios de ADN en el Banco Nacional de Datos Genéticos en el contexto de la causa judicial.          

“Marcos es el segundo nieto restituido en Tucumán. Las fosas comunes descubiertas allí en las que se identificó a más de un centenar de desaparecidos y desaparecidas, junto a la comprobación de la existencia de un capítulo local del plan sistemático de apropiación de niños y niñas, vuelven a colocarla ante la evidencia del horror. El caso de Marcos debería contribuir a acabar con el negacionismo, la justificación y el olvido que subsisten en parte de la sociedad y, en particular, en Tucumán. También demuestra la importancia de fortalecer a los organismos que desde el Estado intervienen en el esclarecimiento de los delitos de lesa humanidad”, dice Carlotto.  

En la conferencia también están Ramón Ramos, hermano de Rosario, Pablo Parenti, de la Unidad Fiscal Especializada en Apropiaciones de Niños Durante el Terrorismo de Estado y Claudia Carlotto, de la Comisión Nacional por el Derecho a la identidad porque, como explican todos, este encuentro es producto de un trabajo en equipo que incluye organismos gubernamentales, no gubernamentales, el Poder Judicial y el Ministerio Público. “Por eso es importante que los organismos gubernamentales y no gubernamentales tengan recursos y libertad para poder resolver todos los casos que faltan”, remarca Claudia Carlotto y se lleva un fuerte aplauso de quienes fueron a  acompañar a las Abuelas, entre ellos Taty Almeida, de Madres de Plaza de Mayo línea fundadora, Lita Boitano, de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, muchos nietos ya restituidos y Sergio Maldonado. Estela aprovecha para reiterar un pedido de ayuda a la sociedad: “La restitución de Marcos es fruto de datos nuevos a los que no habíamos accedido. Cualquier información, por insignificante que pueda parecer, quizá resulte la pieza faltante para dar con uno de nuestros nietos y nietas”.

Ismael y Camilo, ambos de saco y corbata, vuelven sobre el encuentro con “Marquitos”, que, explican, todavía están procesando. “Fabuloso, maravilloso”, aseguran. Pero tienen prudencia y no revelan detalles que puedan comprometer la investigación judicial en marcha. “‘Vos sos mi hermano Camilo y vos sos mi hermano Ismael’, nos decía todo el tiempo –cuenta Camilo– Creo que hemos encontrado un chico que necesita afecto, amor. Me ha partido el alma. Queremos ser la pata en que se pueda apoyar”.

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