domingo, 29 de marzo de 2015

El Festival de Cine Independiente

La vuelta al mundo en 400 películas

A punto de cumplir la mayoría de edad, el festival porteño respetará la norma tácita de ofrecer películas provenientes de todo el Globo (de Argentina a Groenlandia, de Bolivia a Nueva Zelanda), en su mayoría inéditas en estos pagos.

Por Ezequiel Boetti
 
Cuarto mes del año. El calor despidiéndose por algunos meses para darle paso al frío, la noche carcomiéndole horas al día y los árboles dejando caer su follaje. Entre medio de todo ese paisaje crepuscular, el apetito voraz de los cinéfilos saciándose desde la sola enunciación de un evento que este año empezará a coquetear con la mayoría de edad soplando diecisiete velitas. Se trata, claro está, del Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires, Bafici para los amigos, que ayer tuvo la presentación oficial en el Centro Cultural Recoleta, epicentro operativo desde la mudanza del Abasto a la zona más patricia de la ciudad. El menú será similar a la vez que distinto. Lo primero porque se respetará la norma tácita de ofrecer una oferta compuesta por más de 400 películas provenientes de todo el mundo (de Argentina a Groenlandia, de Bolivia a Nueva Zelanda), en su mayoría inéditas en estos pagos y con un futuro comercial de escaso tirando a nulo. Distinto porque este año tendrá un día menos (irá del 15 al 25 de abril) que su extensión habitual, debido a que el que debería ser el domingo de cierre coincide con las PASO porteñas.
El Bafici 2015 no asoma como una edición de grandes volantazos, acentuando la tendencia de la gestión de Marcelo Panozzo de “no cambiar por cambiar”, tal como afirmó ante este diario durante el anuncio de su asunción como director artístico, en mayo de 2012. Así, el tercer festival al mando de este programador, crítico, periodista y editor literario replicará la estructura básica del último trienio, manteniendo al Village Recoleta como centro neurálgico y el habitual parque de salas orbitándolo: el Cultural San Martín, el Malba, el Planetario, la Fundación Proa, el Artemultiplex Belgrano, el Village Caballito, el auditorio de la Alianza Francesa, el anfiteatro del Parque Centenario y, por último pero no menos importante, la Sala Leopoldo Lugones. Parada baficiana desde su inicio en 1999, el décimo piso del Teatro San Martín volverá al ruedo festivalero después de su ausencia con aviso en 2014 debido a las extensas refacciones dadas por concluidas la semana pasada con el inicio del ciclo Seijun Suzuki. Y volverá con la postergada instalación del equipo DCP para proyecciones digitales, tal como prometió durante la conferencia de prensa el ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi.
El Bafici también mantendrá a las Competencias como columna vertebral artística. La Internacional tendrá, al igual que el año pasado, dieciocho títulos, cuatro de ellos nacionales. O tres, si se tiene en cuenta que dos, Días extraños, del colombiano J. S. Quebrada, y La obra del siglo, de Carlos Quintela, suman medio ya que se trata de coproducciones con Colombia y Cuba, respectivamente. El dúo ciento por ciento argento está integrado por la esperada El incendio, primera ficción en solitario de Juan Schnitman, y La mujer de los perros, de Laura Citarella y Verónica Llinás. El concurso Vanguardia y Género, que desde 2013 reemplaza a Cine del Futuro, convirtiéndose así en el cambio más notorio de la era Panozzo, tendrá veintidós películas, entre medios y largometrajes.
Por su parte, en la competencia nacional habrá dieciséis contendientes y varios nombres propios con un peso específico suficiente para hacer de ésta una de las secciones más atractivas para el público. El más rutilante es el de José Celestino Campusano. Históricamente marginado por el Bafici, el quilmeño encontró en el Festival de Mar del Plata su lugar en el mundo, lanzando allí todas y cada una de sus películas. La presencia de Fantasmas de la ruta en un apartado no competitivo del año pasado ya atisbaba un cambio que ahora, con la premier mundial de Placer y martirio, parece confirmarse. ¿Más nombres para este boletín? Daniel Rosenfeld (Al centro de la tierra), Luis Ortega (Lulú), Dominga Sotomayor (Mar), Matías Piñeiro (La princesa de Francia), Rosendo Ruiz (Todo el tiempo del mundo) y Juan Villegas (Victoria).
El antepenúltimo trabajo del director de Vikingo (el año pasado estrenó El perro Molina) había desembarcado aquí gracias a una tregua en la guerra fría por tal o cual título entre ambos festivales. Tregua que incluyó además un puñado de películas nacionales avaladas en el catálogo con el sello Mar del Plata, algo que volverá a repetirse. La concordia permitirá, además, la posibilidad de ver varios de los films que movieron el amperímetro costero el último noviembre, como Cavalo Dinheiro, de Pedro Costa; Maidan, de Sergei Loznitsa (también vista en DocBsAs);
P’tit Quinquin, de Bruno Dumont; Hill of Freedom, de Hong Sang-soo, y National Gallery, de Frederick Wiseman, todos estos programados en Panorama, apartado donde suelen encontrarse aquellos títulos más esperados por gran parte del público cinéfilo. Aquí estarán también Eisenstein en Guanajuato, de Peter Greenaway; In the Basement, de Ulrich Seidl; The Look of Silence, de Joshua Oppenheimer; Nymphomaniac, de Lars von Trier; El botón de nácar, de Patricio Guzmán; Sauerbruch Hutton Architects, obra póstuma de Harun Farocki (también vista en octubre pasado en el DocBuenosAires), y Taxi, de Jafar Panahi, que viene de ganar el Oso de Oro en la última Berlinale.
Merecen apuntarse, además, los Focos y Retrospectivas, en particular aquella dedicada al granadino José Val Omar, catalogado por Panozzo durante la presentación como “el genio loco más grande del cine”. Además, volverá a repetirse la figura del país invitado, honor que el año pasado recayó en Israel y ahora en Francia, presente no sólo en varias de las secciones y en la función inaugural (El cielo del centauro, coproducción con Argentina que marca el regreso al cine de Hugo Santiago, realizador de la emblemática Invasión), sino también a través de una invitada de lujo como Isabelle Huppert. La presencia de la protagonista de varios films fundamentales del último medio siglo, trece de ellos programados en la retro dedicada a su obra, es una suerte de redención del Bafici después de la falta de artistas de renombre en las últimas ediciones. El combo galo se completa con el foco dedicado a la parisina Pascale Ferran, que en menos de tres semanas también aterrizará en Ezeiza.
Y a todo esto, ¿cuántos billetes habrá que desenfundar? No pocos. Treinta pesos las entradas generales y apenas cinco de descuento para estudiantes y jubilados ($25 saldrán también todas las funciones de Baficito, retrospectivas y focos). Los tickets estarán a la venta a partir del 6 de abril y podrán adquirirse online en Buenosaires.gob.ar/festivales, donde ya está disponible la programación completa, o personalmente en el Village Recoleta (Junín y Vicente López). En diez días, entonces, cada quien deberá empezar a definir el menú de su propia panzada audiovisual.

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