ESTELA DE CARLOTTO CERRÓ LA EMOTIVA CELEBRACIÓN POR LOS 35 AÑOS DE ABUELAS DE PLAZA DE MAYO
Para celebrar el cumpleaños número 35 de Abuelas hubo números musicales y saludos en el escenario del ND/Ateneo. Estuvieron representantes de otros organismos y muchos nietos recuperados que pasaron a agradecer junto a sus hijos.
Por Ailín Bullentini
“Es
necesario festejar”, sentenció Estela de Carlotto y clausuró, así, la
fiesta que los nietos recuperados, los hombres y mujeres que buscan a
sus hermanos y hermanas nacidos en cautiverio y aquellos que ya los
encontraron organizaron para celebrar el cumpleaños número 35 de Abuelas
de Plaza de Mayo. Lo hizo desde arriba del escenario del teatro
ND/Ateneo, en compañía y en nombre de todas las integrantes de la
institución que preside, de varios “sueños cumplidos” –nietos
restituidos– y de “bisnietos postizos”, como las Abuelas llaman a los
hijos e hijas de aquéllos. “Estamos tan llenas de emoción, nos han
llenado el corazón de toda esta alegría... Gracias”, concluyó. Es
necesario festejar.
La organización calificó de “formal” la celebración que se llevó a
cabo ayer a durante las últimas horas de la tarde. Pero el adjetivo
sirvió sólo para distinguirla de los varios otros halagos, saludos y
distinciones que las Abuelas vienen recibiendo desde hace varios días.
El fin de semana fueron mimadas en un asado con nietos restituidos que
les llenó la panza y también el alma. Ayer mismo, también, fueron a
visitar a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner (ver aparte).
Pero de “formal”, el acto que culminó anoche a puro llanto y aplauso no
tuvo nada.
El grupo de percusión La Tamborrilé musicalizó los últimos minutos
de convocatoria y la llegada, de a puchitos y lentamente, de las Abuelas
a las primeras filas del espacio. “Juan, tocá una que sepamos todos”,
recibió Manuel Gonçalvez Granada, uno de los nietos restituidos que se
encargó de la conducción del evento, a la banda y especial a Juan Pablo,
uno de sus integrantes, otra identidad recuperada por la lucha de
Abuelas. El tambor marcó el ritmo; los aplausos se sumaron de inmediato;
la canción era más que conocida por todos: “Como a los nazis les va a
pasar, adonde vayan los iremos a buscar, olé olé, olé olá”.
Si bien el festejo estuvo dedicado a “las abuelas que ya no están”,
la dupla Gonçalvez-Leonardo Fossati –otro nieto– y las ideas de los
jóvenes organizadores que ellos llevaron al escenario lograron guardar
en un cajón la solemnidad que generalmente baña a eventos como el de
ayer para “reflejar este día el funcionamiento que Abuelas tiene a
diario, una organización en la que el humor, las risas y la construcción
colectiva están siempre presentes”, apuntó Fossati. En esa clave,
Conrado Geiger, quien durante 15 años colaboró en la entidad para
organizar festivales de música, locutó el programa de radio de la
entidad, Radio por la Identidad, y dirigió varios actos como el de ayer,
así como también los videos sobre la historia de la entidad y las
reflexiones de las propias homenajeadas también aportaron lo suyo.
Entre las risas que provocaron esas sorpresas y el show musical de
Soledad Villamil, quien regaló reversiones de Alfredo Zitarrosa y
Violeta Parra, representantes del resto de los organismos de derechos
humanos ayer presentes les dedicaron abrazos en forma de palabras.
Algunos, incluso, les ofrecieron regalos de recuerdo. “Qué lindas que
están”, las saludó Lita Boitano, de Familiares de Detenidos y
Desaparecidos por razones políticas, y les deseó que “Dios nos dé salud y
vida para encontrar más chicos, porque ésa es la sabia que nos mantiene
vivas”. “Gracias por devolvernos a nuestros hermanos”, agradeció a las
cumpleañeras Lorena Battistiol en nombre de los hermanos y hermanas de
bebés nacidos en cautiverio.
En representación de HIJOS, Juan Santiago García recordó que fue su
abuela quien lo encontró “en la Casa Cuna de La Plata” adonde llegó tras
haber permanecido secuestrado con sus padres por más de un mes. “Mi
vida depende de estas maravillosas mujeres. Son un orgullo adentro y
fuera del país, son un ejemplo mundial nuestras viejas”, las saludó.
Las infaltables cabezas blancas de Madres de Plaza de Mayo saludaron
a las Abuelas “desde el camino compartido. Todas somos madres y fuimos
todas juntas en un principio. Ellas tienen el doble esfuerzo de también
buscar a sus nietitos y por eso son ejemplo de resistencia, fortaleza y
dignidad”. Algunos –muchos de los 107 que a lo largo de estos 35 años
fueron encontrados por la “persistencia del amor”, como mencionó
Carlotto– fueron los últimos en subir al escenario junto a varios de sus
hijos. “Nos enorgullece lo que hicieron, hacen y seguirán haciendo”,
atinó a mencionar, nervioso, Pablo Gaona Miranda, el último nieto
encontrado. Entre ellos, entre “tanta juventud maravillosa”, las
luchadoras homenajeadas dieron el último festejo con un deseo: “Que esta
democracia que ayudamos a construir sea la permanente, la eterna”.
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