La paridad de género, una deuda pendiente en el ámbito de la literatura, se materializa lentamente en la quinta edición del Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa, que hasta ahora quedó en manos de varones: el español Juan Bonilla (2014), el chileno Carlos Franz (2016), el venezolano Rodrigo Blanco Calderón (2019) y el colombiano Juan Gabriel Vásquez (2021). En esta edición, como también sucedió en 2021, hay paridad entre los doce finalistas anunciados: 6 mujeres y 6 varones. Claudia Piñeiro es la única argentina con El tiempo de las moscas (Alfaguara). La acompañan las mexicanas Cristina Rivera Garza con El invencible verano de Liliana (Literatura Random House), donde explora la vida de su hermana, víctima de un femicidio, y Brenda Navarro con Ceniza en la boca (Sexto piso); las españolas Pilar Adón con De bestias y aves (Galaxia Gutenberg) y Aroa Moreno Durán con La bajamar (Literatura Random House), y la colombiana Pilar Bonnet con Qué hacer con estos pedazos (Alfaguara). La ganadora o el ganador se anunciará el próximo 28 de mayo en la ciudad de Guadalajara (México).

Piñeiro dice que es un “gran honor” estar entre las doce novelas elegidas. “Que mi novela, que habla tanto del mundo y los conflictos de las mujeres, esté en la lista de finalistas es una señal de que cada vez hay menos prejuicios en encasillar literaturas escritas por mujeres en libros que leerán mujeres. Escribimos para todos, para todas, sobre un mundo que no pensamos sesgado sino inclusivo”, plantea la escritora a Página/12. Los seis finalistas varones son los españoles Juan Tallón con Obra maestra (Anagrama) y Miguel Ángel Oeste con Vengo de ese miedo (Tusquets), el mexicano David Toscana con El peso de vivir en la Tierra (Alfaguara), el chileno Pablo Toro con Safari (Montacerdos) y los colombianos Héctor Abad Faciolince con Salvo mi corazón, todo está bien (Alfaguara) y Santiago Gamboa con Colombian Psycho (Alfaguara). El jurado de esta edición está integrado por Soledad Álvarez (presidenta), Juan Gabriel Vásquez, ganador en 2021 con Volver la vista atrás (Alfaguara), Michi Strausfeld, Alma Guillermo Prieto, Giovanna Pollarolo y Raúl Tola, director de la Cátedra Vargas Llosa. La primera semana de mayo se anunciarán los cinco finalistas.

En 2019 un grupo de escritoras y escritores firmaron una carta titulada “Contra el machismo literario”, en la que Rosa Montero, Samanta Schweblin, Mariana Enriquez, Juan Villoro, Guadalupe Nettel, Claudia Piñeiro, Jorge Volpi y Mario Bellatin, entre otros, manifestaron su enérgico rechazo a la predominancia masculina en la Bienal de Novela Mario Vargas Llosa. En esa carta explicitaron cómo en la tercera edición participaron trece hombres y tres mujeres en los paneles que se organizan con los cinco finalistas, mientras que entre los finalistas la disparidad era más pronunciada: cuatro hombres y una sola mujer. De los cinco miembros del jurado en 2019, cuatro eran varones. En 2014 se invitó a veinticinco hombres y apenas seis mujeres; en 2015 a veintidós hombres y a ocho mujeres.

Piñeiro advierte que todavía falta para alcanzar la paridad. “Esta semana compartí una mesa con Selva Almada y ella señalaba cómo la tapa de los suplementos literarios sigue siendo mayoritariamente dedicada a varones. Yo señalé también cómo en un documental sobre escritura de novelas noir en Latinoamérica fui la única mujer convocada y ante mi queja la respuesta fue ‘es que no hay muchas mujeres que escriban noir’. Ahí mismo anoté nombres de colegas mujeres latinoamericanas en una lista, pero ninguna fue convocada. Por suerte, esto no siempre es así”, aclara la escritora y agrega que es evidente que se han dado pasos, sobre todo después de visibilizar ciertas discriminaciones hacia mujeres y LGTBI+, y que hay “buena voluntad e intenciones de cambio”. La escritora precisa que hay señalar cada vez que las oportunidades no son parejas para todos. “Casi que hoy es vergonzoso ver una mesa de todos escritores varones hablando de novela, de cuento o de lo que sea, mientras a las mujeres se las junta en otra para hablar de feminismo. La pelea es estar en la línea de largada con todos, luego ganará el que tenga el mejor libro. Hasta hace poco, en muchas ocasiones no podíamos llegar a la línea de largada”, recuerda Piñeiro.

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