viernes, 22 de noviembre de 2019

Najash rionegrina

Un fósil de serpiente de 100 millones de años, con patas
 
Científicos argentinos encontraron el cráneo en Río Negro.
 
El hallazgo es fundamental para conocer el proceso evolutivo de las especies actuales. El paper fue publicado en la revista Science Advances.
 
Hace más de una década, Sebastián Apesteguía y compañía pateaban el tablero con el hallazgo de Najash rionegrina, la primera serpiente con patas localizada en Argentina; un fósil de 100 millones de años que habitó el pretérito continente de Gondwana. Fue ubicado en La Buitrera (noroeste de Río Negro), un sitio de sueño para los paleontólogos domésticos en el que se han registrado especies de todo tipo y color. Solo faltaba un detalle para cerrar el círculo: conocer con precisión su cráneo. Aquí se inserta el trabajo de Fernando Garberoglio, becario doctoral del Conicet, que en 2013 –para su fortuna– descubrió la pieza que faltaba. No obstante, el rompecabezas se completó recién ahora con la publicación del trabajo de examen y clasificación en la prestigiosa revista Science Advances. El artículo es producto de una colaboración entre el grupo que lidera Apesteguía desde la Fundación Félix Azara (Universidad Maimónides) y miembros de la Universidad de Alberta (Canadá) con Michael Caldwell a la cabeza, referente mundial en el estudio de serpientes fósiles. 

Página|12 entrevistó a su referente, el paleontólogo Sebastián Apesteguía.

-¿Por qué este hallazgo es fundamental para comprender el proceso evolutivo de las serpientes actuales?
 
 
 -Najash es muy importante en el conocimiento que tenemos de la evolución de las serpientes porque es bastante antigua. Es de las mejores conocidas entre las más viejas del mundo que tienen, aproximadamente, unos 100 millones de años. Su esqueleto fue descubierto tan conservado que se ha convertido en todo una referencia. Sin embargo, hasta ahora, lo único que teníamos disponible en cuanto al cráneo era un pedazo que correspondía a su parte posterior, dónde se conservaba el cerebro. Por ello, este hallazgo es un verdadero punto de inflexión: a partir de ahora podemos saber cómo fue su rostro y qué características tenía.

-¿Cómo hallaron el fósil?
-Fue Fernando Garberoglio, becario doctoral del Conicet en nuestro equipo, el principal responsable. Nos fuimos de campaña en 2013 y lo primero que encontró fue esta cabeza completa de serpiente, con todo el rostro preservado. Con su descubrimiento es posible clasificar el esqueleto completo de una especie que nosotros habíamos localizado años antes (2006). El asunto clave es que el fósil presenta el hueso yugal muy claro, que pertenece al pómulo de las serpientes (también presente en los lagartos) y fue motivo de discusión por parte de la comunidad científica internacional durante largo rato.

-¿Por qué?
-El principal problema es que las piezas que provenían desde Medio Oriente, por ejemplo, no tenían tres dimensiones (como los extraen del mar, los huesos están aplastados, como una fotocopia) a diferencia de lo que ocurre con los restos en La Buitrera. Todo lo que hallamos está tan bien conservado que parece como si los bichos hubieran muerto hace tan solo un puñado de años y ello nos permite diferenciar las regiones del cráneo con mayor facilidad. Con este descubrimiento se acabaron las especulaciones y los huesos de la mandíbula pueden ser especificados y denominados de manera correcta.


-¿Qué características tiene este cráneo?
-La movilidad del cráneo (cinetismo craneano) es vital para entender la evolución de las serpientes. A diferencia de otros animales, en los réptiles esta cualidad está muy potenciada y es la que le permite deformar un poco la cabeza cuando están comiendo algo bastante grande. Las denominadas “macrostomadas” pueden quebrar a la mitad su mandíbula, de manera que el hueso que porta dientes se articula con libertad con todos los que vienen más atrás. Así es como se dobla en ángulo hacia arriba y puede agarrar mejor a la presa, o bien, comerse un huevo sin romperlo. Todo ello configura un cráneo inmensamente móvil, tanto que algunas uniones entre huesos no son demasiado firmes sino que se conectan por ligamentos. Si bien Najash, como especie ancestral, no podía hacer esto, advertimos mediante el estudio que ya presentaba un montón de cinetismos que adelantan las características físicas de las actuales. No poseía dientes de veneno ni podía abrir la boca a un tamaño mayor que su propia cabeza, pero ya estaba el germen de todo.  
 
-También comprobaron que las serpientes mantuvieron sus miembros posteriores por un período extenso de tiempo. -Exacto. Las boas, como caso de serpiente moderna, poseen restos de patas. En los machos pueden advertirse dos uñas al costado de la cloaca (región hacia el final del intestino) que le permiten agarrar a la hembra en la copula. Es muy sorprendente ver el proceso evolutivo, de hecho, tienen fémures. Esto ya se puede observar muy bien en Najash.

-Otro punto importante es que el hallazgo contribuye a afirmar que los ancestros de algunas correspondieron a formas terrestres, en lugar de subterráneas como se pensaba previamente…
-Existían dos ideas sobre el origen de las serpientes: una que planteaba que sus inicios fueron en el mar (“marinistas”) y otra que postula que su lugar originario fue la tierra (“terrestristas”). Caldwell, que nos ayudó en esta investigación y también dirige a Garberoglio, era partidario de la primera y yo de la segunda. Así que, ante la disputa, lo invité a sumarse al proyecto para que pudiera reflexionar sobre mi hipótesis por sus propios medios, es decir, viendo lo que yo veía en La Buitrera.

-Qué tema el de La Buitrera en Río Negro, un auténtico cementerio de especies antiguas. Casi surrealista. 
-Venimos estudiando la zona desde 1999. Ha provisto una impresionante lista de hallazgos completamente nuevos como dinosaurios (Buitreraptor, Alnashetri), reptiles esfenodontes (Priosphenodon), mamíferos (Cronopio), tortugas y peces.
-Una vez en el laboratorio, culminaron el estudio mediante tomografía microcomputada.
-Sí, es que el nivel de detalle que necesitábamos era muy alto. Pensá que el cráneo completo de Najash mide unos 4 centímetros. Es una técnica ampliamente utilizada en los estudios paleontológicos que brinda datos específicos y certeros al momento de estudiar las características corporales de especies pequeñas como en este caso. Todo clasificado y explicado, todos conformes y contentos. Por ahora.

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