Intentan repoblar los parajes rurales y pueblos de la provincia
El cierre de los ramales de ferrocarriles en la década del '90 llevó a
que muchos pueblos chicos del país quedaran prácticamente aislados y sus
pobladores sin oportunidades laborales y educativas, lo que muchas
veces los obligó a migrar hacia las grandes ciudades.
Dos décadas después, la asociación civil "Proyecto Pulpería" busca
repoblar y revalorizar las zonas rurales de la provincia de Buenos Aires
a través de proyectos culturales y sociales para que sus habitantes no
se vean obligados a abandonar su lugar de origen.
La iniciativa que apuesta al trabajo comunitario se lleva a cabo en parajes y pueblos de hasta 1.500 habitantes de la provincia.
Leandro Vesco -presidente de la ONG- cuenta que el proyecto nació en
2007, a través de un relevamiento fotográfico y antropológico realizado
en toda la provincia, pero comenzó a tomar forma en 2011, con la
creación de la asociación civil.
Antes, Vesco había viajado por los caminos troncales de los distritos, "esos caminos por los que se trasladó la inmigración y que hicieron de
Argentina un gran país; son esos caminos en los que están los pueblos
ahora aislados o abandonados", dice a LA CAPITAL.
En la actualidad -sostiene- "estamos poniendo el foco en las escuelas
rurales porque hay muy pocas en la provincia y muy pocos chicos
estudiando en ellas". Por eso recolectan libros, pintura para paredes y
notebooks.
La sede de la asociación está en Barracas, en la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, pero sus integrantes se la pasan viajando y cada vez que
realizan una campaña reciben donaciones en la ciudad cabecera.
"La campaña actual es en el pueblo El Pensamiento, de Coronel Pringles;
en ese caso se puede donar en Bahía Blanca y en Pringles", explica
Vesco.
Más clubes y bibliotecas
En los pueblos chicos el club social y deportivo es un punto de reunión
muy importante: allí se llevan a cabo no sólo los eventos deportivos
sino también los encuentros para jugar a las cartas, los bailes
populares y hasta los festejos familiares.
En Erize -un pueblo de 20 habitantes del partido de Puán- la asociación,
con el apoyo de los vecinos, mejoró el club, creó una biblioteca
comunitaria y equipó la sala sanitaria.
En Leubucó -30 habitantes, municipio de Adolfo Alsina- también se creó
una biblioteca comunitaria y se realizaron donaciones a una escuela y un
jardín.
Muy parecido es el caso de Krabbe, en Coronel Pringles. "Es un pueblo
que en 1950 llegó a tener 800 habitantes y hoy tiene 4. Es un espejo de
la realidad bonaerense, que comenzó con el cierre de los ramales
ferroviarios, lo que produjo un éxodo muy importante", analiza Vesco.
Y agrega: "También influyó el progreso en la tecnología agropecuaria.
Antes, en las estancias había 4 o 5 puesteros -cada uno instalado allí
con su familia- y eso acarreaba un movimiento interno que hacía que las
escuelas tuvieran matrícula y que los almacenes de ramos generales
tuvieran clientes. Ahora, una estancia estándar se puede recorrer con un
cuatriciclo, un GPS y ni un solo ser humano".
Tendencia positiva
El presidente de la ONG es optimista con respecto al futuro.
"A partir de 2013 comenzamos a ver en nuestros viajes una marcada
tendencia muy positiva; hemos notado que el éxodo se ha detenido
bastante y esto tiene que ver con que la juventud, la gente
económicamente activa que tiene capacidad de generar ideas y llevarlas a
la práctica, no quiere irse de sus lugares porque ven en las ciudades
un escenario hostil", sostiene Vesco.
Y cuenta que, por ejemplo, en Cura Malal -partido de Coronel Suárez- una
pareja de artistas recicló una pulpería y creó un centro cultural y un
hospedaje.
"En Gascón -Adolfo Alsina- hicimos una biblioteca comunitaria, pusimos
en valor la pulpería y un productor agrícola-ganadero nos dio 10 casas
en comodato, así que lanzamos una convocatoria para aquellas familias
que quieran cambiar de vida y establecerse allí con proyectos vinculados
a la agroecología, el turismo rural, la gastronomía o los oficios",
cierra Vesco.
http://www.lacapitalmdp.com
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