Ropa que libera
Un taller de confección de indumentaria en una cárcel de Lima, en manos de un ex de Chanel, se convirtió en un emprendimiento de proyección internacional. Conocé qué es Pietà.
Thomas Jacob, en medio de sus compañeros de trabajo; juntos llevan adelante Pietà. Foto: gentileza José E. Rojas Basche.
Thomas Jacob es el creador de Pietà, una marca de ropa urbana que fabrican los internos del penal de Lurigancho, de Lima. Este emprendedor francés, de 29 años, graduado de la Escuela de Negocios Inseec de París, se instaló en Perú en 2011, donde trabajó para Chanel. Hace unos meses dejó la marca que dirige Karl Lagerfeld para dedicarse full time a un proyecto que lleva adelante con reclusos. Las prendas de Pietà ya se venden en tiendas de Estados Unidos.
Pietà logró cambiar la calidad de vida de algunos presos, que hasta hace un tiempo marcaban sus días tras las rejas con rayas en la pared. Gracias al proyecto, ese dibujo pasó a significar mucho más que el tiempo de condena, hoy es el logo que identifica la marca.
¿Cómo surgió la firma y cómo un prometedor profesional deja una firma de lujo para instalarse un una cárcel de América latina? Jacob cuenta que cuando terminó la universidad, en París, viajo a Buenos Aires para hacer prácticas, y un año después se mudó a Lima contratado por Chanel para desempeñarse en el área de desarrollo de materiales. "Vivir en Buenos Aires fue un momento de transición entre dos lugares muy distintos: Francia y Perú. Fue un buen lugar para adaptarme a la forma de vida latina, aunque Buenos Aires es bastante más parecido a París que a Lima. Pero ya estoy muy instalado en Perú, y me gusta mucho la autenticidad y la tradición que se respiran en este país".
De Chanel a la cárcel
El proyecto Pietà surgió por casualidad, gracias a la invitación a ver una obra de teatro en el penal. "Llevaba un tiempo viviendo en Lima y una amiga francesa, que daba clases de teatro en un penal me invitó a ver un espectáculo que ofrecían los internos. Ahí me puse a conversar con varios reclusos que, contra todos los prejuicios, estaban con muchas ganas de hacer cosas. Me contaron que tenían máquinas de coser y tejer, herramientas y conocimiento, pero no estaban organizados para trabajar. Sólo usaban los insumos que tenían para arreglar la ropa de otros compañeros". Ese encuentro lo dejó pensando y se le ocurrió que era una buena idea fundar una marca con ellos, y empezar con un proyecto propio. Así de simple, decidió presentar la propuesta de crear un taller de confección que generara una renta para las familias de los reclusos; las autoridades de la cárcel la recibieron muy bien y lo apoyaron.El nombre de la iniciativa, que derivó en marca, tiene que ver con el nombre de la famosa escultura de Miguel Ángel, que representa el paso anterior a la Resurrección de Cristo, a no rendirse para empezar otra vez. Y, el proyecto en el contexto de una prisión tuvo mucho de piedad, de no rendirse.
Empezaron hace cerca de tres años, al principio fue un pasatiempo para Jacob, una actividad extra a su trabajo en la marca de Coco Chanel. "Descubrí que me interesaba contribuir y hacer algo que tuviera que ver con una acción social, y de a poco se fue transformando en algo más grande. Durante el primer año sólo hicimos muestras y prototipos; fue una etapa de aprendizaje y búsqueda de la identidad de la marca y de los productos que queríamos vender. Nos interesaba mucho poder ser competitivos y marcar una diferencia en la calidad, más allá del concepto. Además, fue un momento en el que teníamos que conocer y entrar en confianza".
En Pietà participa un promedio de 30 personas, aunque algunas veces se incorpora más gente según el nivel de pedidos que tengan. Armaron distintos equipos de trabajo, que en un principio coordinó Thomas, y ahora los propios internos organizados, permiten que a veces se vayan sumando nuevos trabajadores como ayudantes. "Es importante que ellos se organicen, que también puedan decidir y sentirse parte".
¿Cómo se trabaja con presos? Para Jacob, ya es un proceso natural. Cuenta que juntos manejan toda la empresa. Agradece que lo recibieron muy bien y que se entusiasmaron mucho con su propuesta desde un principio. "Hasta generamos buenos vínculos de amistad", destaca, al mencionar que algunos internos lo ven más seguido que a su propia familia al tener un contacto casi diario. "Siempre se muestran agradecidos y sienten que tienen una nueva oportunidad, porque con este trabajo pueden enviarle algo de dinero a sus familias. Y esto me gratifica, me colma el alma". Reconoce que se genera un sentido de la pertenencia, de cumplir objetivos, lo cual es algo muy esperanzador para ellos.
En la división de tareas, Thomas se hace cargo de los diseños, compra los materiales y los presos hacen la confección. Va al penal de dos a tres veces por semana, y el resto de los días está en comunicación permanente para poder organizarse y estar al tanto de todo lo que se hace.
Piezas simples con mensajes fuertes
La comercialización es clave. Tienen una tienda en Lima, en el barrio de Miraflores, y también venden online: http://projectpieta.com/shop-2/. Además, venden a través de distribuidores en locales multimarca de Miami y Los Ángeles.Y la firma despierta mucho más que curiosidad. Atrae y es buscada porque todo se gestiona y produce en un penal. Pero lo importante es que su propuesta de diseño y el mensaje que transmite es muy original. Gustan mucho sus dibujos estampados relacionados con el concepto de la marca: de trazos simples pero contundentes, de líneas minimalistas. También los materiales, que resultan de muy buena calidad porque usan fibras naturales peruanas, como alpaca, cashmere, algodón Pima y seda.
Lo que más venden son las remeras estampadas. Se los identifica porque muestran con mucha claridad que tienen algo para decir, y buscaron el mejor soporte disponible para transmitirlo. Y sin duda, que la dirección del proyecto esté en manos de un profesional francés que pasó por una firma de lujo internacional, con las condiciones y exigencias que eso implica, pesa y mucho.
Pietà también está logrando desarrollarse en otras cárceles, donde las colecciones son realizadas en su totalidad por los reclusos, sin ayuda exterior.
Sin duda, es un proyecto que tiene mucho potencial, y futuro, pero Jacob, dice que por ahora van a ir despacio, pero dando pasos firmes. Tienen más planes, sobre todo, en el desarrollo de más puntos de venta. Aún no cuentan con la posibilidad de salir a vender, pero gracias a la difusión que permiten las redes sociales, no sólo en su entorno, sino en todo el mundo, ya son muchos los que se contactan en busca de sus productos. Para aplaudir e imitar y, por qué no, en nuestro país.
http://www.lanacion.com.ar
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