¿Por qué todo lo interesante pasa fuera de la escuela?
Por Laura Benbenaste
Tengo ganas de decirlo de una vez. Aunque suene
incómodo, aunque a muchos no les guste escucharlo. ¿Por qué todo lo
interesante, lo que me gusta hacer, pasa afuera de la escuela?
Ésta fue la pregunta que me hice durante los 5 años que pasé en la escuela media (en ese entonces, secundaria).
Si
la mayoría de nosotros coincidimos en que estamos a años luz de tener
un sistema educativo parecido al finlandés (considerado uno de los
mejores, sino el mejor) tenemos que hacer lo posible por seguir
mejorando el nuestro, claro.
Pero dejemos de exigirlo. La escuela
no puede con todo. Estoy segura de eso. ¿Por qué entonces no optar por
cambiar la mirada? ¿Qué podemos hacer con lo que tenemos en lugar de
pensar siempre en lo que falta?
La escuela puede dar lo que da, al
tiempo que lo hace. De a poco hace esfuerzos por mejorar. Pero, ¿qué
podemos hacer el resto, para ayudarla, para complementarla?
Yo
propongo espacios fuera de la escuela, en serio. Cuando digo en serio,
quiero decir, pensando en chicos que nacen para ser artistas,
deportistas, artesanos que de todas formas no encuentran un lugar en la
escuela.
Espacios de educación no formal, que se tomen el tiempo y la tarea de despertar el interés en cada uno.
Dejar
a un lado el apuro por homogeneizarlos, por llegar a resultados que no
se sabe para qué sirven, por llenar planillas con calificaciones que
dicen muy poco de lo que son. Espacios para aprender. Donde nos hagan
acordar que uno aprende para uno, para nadie más.
Con chicos que
vengan de lugares, contextos, realidades distintas (casi siempre en los
colegios vienen de lugares parecidos), donde lo que los una sean los
intereses, las pasiones y no la clase social.
Donde los "burros" o
los "chicos problemas" tengan la posibilidad de sacarse ese peso y
empezar de nuevo, quizás con otras formas, con otros lenguajes.
Espacios
menos pensados para cualquiera y más para ellos. Donde no esté separado
el enseñar del contener. ¿Qué futuro ofrecemos si fuera posible
contener sin enseñar?
Con equipos versátiles y estructuras flexibles, que permitan cambiar y modificar el rumbo según las necesidades.
Si
yo no trabajara en un lugar así-como lo es Puerta 18, un espacio
gratuito donde se estimulan las habilidades y vocaciones de los jóvenes-
pensaría que es imposible, que es una utopía.
Pero si lo pensamos
bien, no es nada ilógico. Es cierto que esto puede darse en espacios
pequeños, más reducidos, más artesanales.
Pero ¿qué pasaría si
hubiera cientos o miles de estos lugares? Donde cada espacio pudiera
elegir con qué herramienta trabajar: tecnología, música, deporte.
Donde
el camino esté planteado para conocer primero y ampliar las
posibilidades al máximo posible. Si fuera la música, todos los
instrumentos a disposición. Si fuera la tecnología, todas a mano. Probar
todo, hasta que algo resuene adentro. Algo que te conmueva.
Después, tener la oportunidad de elegir. Cuando sentiste que ese era tu camino y no otro (o tal vez sí otro pero también ese).
Luego,
profundizar, en lo que seguramente vas a ser bueno por el solo hecho de
amarlo. Profesionalizar, para hacer de eso un medio de vida.
Lugares
con personas ocupadas primero, por conocer a cada chico, lo que le
gusta hacer, lo que encontró como su vocación y después, que este mismo
lugar funcione como su capital social a la hora de buscar su primer
trabajo. Una carta de presentación que los hace sentir dignos de lo que,
por derecho, merecen.
No un trabajo cualquiera, sino el que sea el primer paso para trabajar de lo que les gustaría hacer el resto de sus vidas.
En
principio, se conectan con los puestos más junior, los más sencillos
que un joven puede hacer ligado a su elección hasta llegar a esa
oportunidad que parte aguas, ya estás mejor preparado para seguir lo que
se presente.
Propongo que proliferen estos espacios, que sean
cada vez más diversos y mejores. Quizás así, el tiempo de la escuela se
complemente. Quizás así el tiempo de la escuela no sea un tiempo perdido
ni para vos, alumno o, para vos, educador, ni para toda la sociedad.
La autora es directora ejecutiva de Puerta 18; www.puerta18.org.ar
http://www.lanacion.com.ar
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