Lograron mejorar las pasturas de zonas cálidas donde se desplazó la producción ganadera.
Silvia Naishtat
Ahora parece que fue como soplar y hacer
botella. Y aunque las biólogas sub 30 Anabella Fassiano y Camila
Petignat saben distinguir entre la realidad y la imaginación, tuvieron
que trabajar varios años sin descanso hasta que su emprendimiento
tecnológico fue tomando forma.
En lo que es una articulación
inteligente entre el sector privado, el público y la universidad, nació
Neogram, que mejora las pasturas para el ganado con distintas técnicas
genéticas. La firma resultó ganadora de la primera versión del concurso
Israel Innovation Awards, organizado conjuntamente por el Ministerio de
Ciencia, la Embajada de Israel y la Cámara de Comercio Argentino
Israelí. Neogram es un ejemplo en miniatura de cómo funciona el
ecosistema tecnológico israelí.Todo surgió cuando a Fassiano y Petignat se les ocurrió mejorar las pasturas para alimentar el ganado en las zonas tropicales y subtropicales, las regiones donde la soja desplazó a la producción de carne. Encontraron un inversor que desembolsó 380.000 dólares, para el proyecto. Gustavo Schrauf, de Incubagro, les facilitó el laboratorio en la facultad de Agronomía. Y el INTA les donó un gen, el 6SFT de un pasto de zona templada que, insertado en la forrajera conocida como grama rhodes, de las zonas subtropicales, no solo aporta más azúcar y reserva calórica al ganado; sino que resulta mucho más rica o palatable para los novillos.
Otra línea de trabajo es la mutagénesis, una técnica que les permitió seleccionar de 1.000 plantas unas 30 candidatas que poseen una menor cantidad de lignina. De esa manera la pastura es más digerible y eficiente en el proceso de transformación de pasto en carne. Además, en ese proceso los vacunos producen menos gases de efecto invernadero. ¿El próximo paso? Pasturas tolerantes al frío para que la ganadería pegue un salto en la Cuenca del Salado.
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