El estudio del chileno Alejandro Aravena ganó en Londres el premio Design of the Year – superando incluso a Frank Ghery – en categoría arquitectura, por su obra que no requiere mantenimiento.
Elemental, la oficina de arquitectura liderada por el chileno Alejandro Aravena, se convirtió en la gran embajadora chilena en el extranjero. Desde que en 2004 se hiciera conocido por el desarrollo de viviendas sociales en Chile, Brasil y Estados Unidos – mezclando bajo costo y calidad de vida -, Elemental ganó el León de Plata en la Bienal de Venecia 2008; el primer lugar para construir la Bolsa de Comercio de Teherán en 2012 y el Premio austríaco Zumtobel por el Pres, plan de reconstrucción sustentable, en 2014.
Esta vez, el estudio de Aravena (nacido en 1967) fue distinguido por su diseño para el Centro de Innovación Anacleto Angelini de la Universidad Católica chilena. El edificio fue galardonado con el Diseño del Año, premio que entrega el Museo del Diseño de Londres, también entregado a categorías como vestuario, transporte, productos, gráfica y digital. El listado de los otros candidatos no era menor: el canadiense Frank Gehry, el francés Jeav Nouvel y el equipo suizo de Herzog Meuron.
Pero lo extraordinario no es simplemente el premio, sino la concepción del edificio: se trata de un gran cubo de hormigón con volúmenes que escapan del eje y grandes huecos que esconden ventanas. Destaca por su diseño estético y por sus soluciones arquitectónicas, pero es también un regreso a una arquitectura arcaica. “En vez de hacer un edificio de vidrio que es el cliché de lo innovador, hicimos un edificio monolítico, resistente al envejecimiento y la moda”, señala Aravena. “Nos interesaba una arquitectura que se cuidara sola. ¿Cuántas veces pasa en Chile que hay presupuesto para construir pero no para mantener?”, reflexiona lúcidamente.
El Centro de Innovación UC no es la primera obra de Aravena en el Campus San Joaquín, sede de la Universidad Católica tiene en Vicuña Mackenna. En 1998 replanteó la Facultad de Matemática y cinco años después levantó la Torre Siamesa, edificio de informática del campus, el cual le dio fama internacional. Tanto Elemental como Aravena confirman ahora su versatilidad para embarcarse en cualquier desafío: apuntan a trabajar tanto en viviendas sociales, como en reconstrucción de obras de otros, como en proyectos públicos, como el Paseo Metropolitano y el Parque de la Infancia en Chile. “Este premio nos recuerda la importancia de evitar los encasillamientos. Es saludable moverse en distintos ámbitos en vez de acomodarse en éxitos específicos”, piensa Aravena.
En el camino del Design of the Year quedaron proyectos tan impresionantes como el centro cultural de la Fundación Louis Vuitton, en París, de Gehry; la Filarmónica de Szczecin, en Polonia, del estudio Barozzi Veiga; el One Central Park, de Nouvel, una torre residencial con altos jardines; y el gimnasio Arena do Morro, en Natal, Brasil, de Herzog & Meuron. Pero ganó la innovación y una idea de arquitectura que no solo cuida lo que la rodea sino que se cuida a sí misma, sin necesidad de grandes inversiones.
Visto en La Tercera
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