sábado, 5 de diciembre de 2015

Libro homenaje a "la historia oficial"

Una película clave del cine argentino

Rodeado de gran parte del equipo técnico y artístico que lo acompañó en aquel momento, el director Luis Puenzo celebró la edición del libro conmemorativo y la restauración del film, que fueron posibles gracias al compromiso del Incaa.

Por Oscar Ranzani

La presentación del libro La historia oficial –elaborado por la gerencia de Fiscalización del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa)–, tuvo un clima cálido y no sólo por las altas temperaturas de la noche en el Centro Cultural Kirchner: también se debió a la cantidad de anécdotas y recuerdos expresados en torno de la película homenajeada, muchos de los cuales fueron relatados por el director del film ganador del primer Oscar para el cine argentino, Luis Puenzo. Si hay algo que Puenzo no pudo sentir en la cúpula del CCK fue soledad: allí estaban sus hijos y gran parte del equipo que ayudó a coronar de la manera más exitosa a La historia oficial, la ficción que en los albores de la democracia indagaba en la búsqueda de los nietos por parte de las Abuelas de Plaza de Mayo a partir de la historia de una mujer (Norma Aleandro), esposa de un amigo de los represores (Héctor Alterio), que se preguntaba si su hija adoptiva Gaby podría ser hija de desaparecidos. En un clima distendido, Puenzo hizo subir al escenario a todo el equipo presente: desde Hugo Arana hasta el director de fotografía Félix “Chango” Monti. También estuvo el cineasta Marcelo Piñeyro, que fue el productor de la película. Incluso no faltó Analía Castro, una mujer en la actualidad, que con tan sólo cuatro años interpretó a Gaby. También estuvieron los responsables de la remasterización de La historia oficial, realizada con motivo de los treinta años que se cumplieron del estreno, así como también la presidenta del Incaa, Lucrecia Cardoso, y la gerenta de Fiscalización del Instituto, Verónica Sánchez Gelós.
El libro tiene una cuidada edición en papel con fotografías sepia, blanco y negro y color y está dividido en tres capítulos. El primero de ellos cuenta “La historia de La historia”: reproduce información publicada en diarios y revistas cuando se estrenó el film en 1985 y cuando ganó el Oscar en 1986, con recuerdos y acotaciones de Luis Puenzo como, por ejemplo, cómo se constituyeron el elenco artístico y el equipo técnico, la filmación y la elección de locaciones, su estreno, su participación en el Festival de Cannes y el premio para Norma Aleandro, los Globos de Oro, la nominación al Oscar y la consagración en Hollywood. El segundo capítulo está compuesto por entrevistas a la gente que participó en diferentes etapas de La historia oficial: la familia, los responsables de los rubros artísticos y técnicos, de la distribución, de las ventas internacionales y del Incaa que colaboró en la carrera internacional de la película. En el tercer y último capítulo del libro hablan los profesionales que intervinieron en la remasterización de la imagen y el encargado del trabajo del sonido en la copia restaurada.
“Son una fenomenal excusa la presentación del libro y los treinta años de la película para estar acá juntos en un momento muy particular: antes de que este monumental centro cultural sea shopping. Y me parece que es un momento notable para presentar el libro”, señaló Puenzo apuntando a las futuras políticas del macrismo. Luego agradeció a los responsables del Instituto por haber llevado a cabo la restauración de La historia oficial y “de una cantidad enorme de películas más nuevas y más viejas que la mía y que son la memoria de nuestro cine y que ahora se las puede ver de nuevo”. El director señaló que por el libro y la restauración revivió todos los momentos que atravesó con la película desde que “fue a Cannes y nos llevó por todo el mundo y nos enseñó qué es el cine a fuerza de seguirla”. Luego, junto al equipo de restauración presente, explicó cómo fue ese trabajo. Detalló que gracias a la tecnología actual la película se ve y se escucha acorde a los tiempos que corren pero también aclaró que no le cambiaron “ni una palabra ni una toma”. Luego Puenzo expresó orgulloso: “Es exactamente idéntica a sí misma. A mí me gusta mucho. Se las recomiendo porque es una muy buena película”. La sonrisa que esbozó el cineasta fue acompañada por un gran aplauso del público que colmó la cúpula del CCK.
Puenzo recordó que durante el trabajo de restauración de la película “empezaron aparecer los que no están”. Y todos compartieron un grato recuerdo para la guionista Aída Bortnik, fallecida en 2013. También hubo un aplauso cerrado para Guillermo Battaglia (fallecido en 1988) y Chela Ruiz (fallecida en 1999). “Pero por suerte estamos muchos”, dijo Puenzo y llamó al escenario a Hugo Arana. Después, fue el turno de Analía Castro. “Ella es esa nenita que tenía cuatro años. Generalmente, los niños son interpretados por chicos más grandes. En este caso, el personajito escrito tenía cinco años y la actriz tenía cuatro, pero era tan deslumbrante como actricita de cuatros años que podía hacer tranquilamente a una niña mayor que ella, teniendo en cuenta que en esa brecha, entre cuatro y cinco, había muchas diferencias”, contó el realizador. Y luego hizo a subir a sus hijos: Lucía, Nicolás y Sebastián, excepto Pepe que “en estos momentos está filmando en Shanghai”, expresó el padre, quien recordó que parte de La historia oficial se filmó en la casa familiar. El cineasta confesó que, “a pesar de lo áspero del tema político, la filmamos con una enorme felicidad, la pasábamos muy bien”. Dijo que por ahí “hubo momentos duros porque las escenas eran duras pero había un goce de estar haciendo lo que queríamos hacer y de la manera en que lo estábamos haciendo”.
Otro momento emotivo de la noche fue cuando Puenzo se refirió al nieto recuperado 119 y recordó que cuando estaba trabajando en el guión junto a Aída Bortnik, fueron a preguntarles a las Abuelas aspectos que no conocían. “Se sabía que había criaturas desaparecidas, pero no se sabía cómo eran los procedimientos, cómo se hacía, cómo iban a parar a manos de otra gente. Y me acuerdo que cuando fuimos a Abuelas de Plaza de Mayo iban por la identidad restituida número tres, si mal no me recuerdo. Entonces, esto que pasó en estos treinta años, también es haber pasado de la identidad restituida número tres a la 119”, expresó Puenzo. Y el aplauso fue ensordecedor.
La presidenta del Incaa también brindó unas palabras al auditorio: “Quiero felicitar a Luis Puenzo porque lo que él hizo significó tanto para tantos y como está presente parte del equipo que impulsó la película, les quiero agradecer a Luis y a todos ustedes la valentía de haber encarado este proyecto hace más treinta años porque que ustedes hayan hecho eso posibilita que nosotros y mi generación en particular estemos hoy acá también formando parte de este gobierno que en estos doce años ha hecho de la política de la memoria y de los derechos humanos una política vital y central para todos los argentinos”, señaló Cardoso. Hija del fallecido periodista Oscar Raúl Cardoso, la titular del organismo cinematográfico recordó que cuando se estrenó La historia oficial ella tenía diez años y no podía ir a verla, pero que aún hoy se acuerda de que conmocionó a toda su familia. “Fue un tema de debate y discusión durante meses”, subrayó. Y luego Cardoso dejó un análisis de La historia oficial: “Cambió la forma de vernos a los argentinos que teníamos los argentinos y nos animamos a mirar algo que no queríamos mirar”.

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