Las residencias de arte son cada vez más buscadas por los artistas en todo el mundo. En Buenos Aires, desde hace unos años, el proyecto URRA realiza intercambios con creadores locales e internacionales.
Por Fabián Lebenglik
El proyecto URRA se dedica a la realización de
residencias de arte e intercambios culturales. Fue fundado en 2010 por
la artista visual y gestora cultural Melina Berkenwald, quien en esta
entrevista cuenta algunas de las características de las residencias que
organiza.
–¿Qué es una residencia de arte?
–Es un espacio temporarios de trabajo que le brinda a los artistas una nueva geografía y un ámbito social en donde realizar proyectos sin presiones diarias: ni comerciales ni de tiempo. También ofrece la posibilidad de conocer a nuevos colegas y vincularse con otros medios artísticos y comunidades del mundo. Por otra parte, las residencias traen nuevos aires y miradas a los lugares en donde se realizan, de algún modo reactivándolas y reconectándolas con otros profesionales y escenas, entre otros beneficios.–¿Cuál es el objetivo de URRA?
–Incentivar la producción artística contemporánea, favorecer el diálogo y el intercambio de saberes y experiencias entre profesionales de diferentes partes del mundo, buscando generar espacios de reflexión, inspiración y conocimiento.–¿Qué tipo de residencias organiza?
–Hay varios formatos: las de Buenos Aires, en las que se reúnen aproximadamente a 15 artistas en esta ciudad; dos tercios de extranjeros y un tercio de argentinos. Cuenta con seis ediciones que se realizan durante un mes cada año. Por otra parte, en el 2012 lanzamos las residencia “Mayo” que reúnen durante dos semanas a un grupo reducido de artistas nacionales y extranjeros en Buenos Aires y que funciona en diálogo con la feria arteBA. Cuenta con cuatro ediciones. Nuestras residencias incluyen una pluralidad de artistas de diferentes generaciones, nacionalidades y trayectorias, y que trabajan con distintas técnicas y medios artísticos dentro del arte contemporáneo. Al día de la fecha han participado de nuestro proyecto unos 104 artistas provenientes de 28 países, y artistas argentinos de 10 provincias y de la Ciudad de Buenos Aires, y también incluimos argentinos residentes en países del exterior.–¿Quiénes participaron y cómo fue la última edición?
–Durante todo el mes de octubre realizamos la sexta edición de la Residencia de Arte en Buenos Aires. Participaron quince artistas de diferentes países y generaciones: Catrin Webster, de Gales; Christian Newby, de Estados Unidos; David Bade, de Holanda y Curaçao; Delfina Estrada, de Buenos Aires; Diego Mendoza, de Colombia; Gabriela Schevach, de Buenos Aires; Gabriel Chaile, de Tucumán; Gabriel Johann Kvendseth, de Noruega; Isidora Correa, de Chile; Monika Dillier, de Suiza; Nicolás Bacal, de Buenos Aires; Omar Jury, de Mendoza; Roy Efrat, de Israel; Ruth Viegener, de Río Negro y Stefano Rubira, de Ecuador.Cada edición tiene una impronta particular dada por ese nuevo grupo humano integrado por profesionales que no se conocían antes, elegidos por un comité de selección muy amplio y diverso. En esta última edición, durante el Estudio Abierto, que es el evento final del programa en el que abrimos los talleres y compartimos la tarde con el público visitante, todos los artistas desplegaron proyectos enormes, muy completos, con hermosos trabajos, hechos durante un solo mes. Eso siempre ocurre, hay un momento de materialización muy interesante donde aparece lo que parecía intangible.
La artista chilena Isidora Correa.
–¿Cuál es el saldo de los encuentros?
–Es complejo de resumir porque para cada artista es una experiencia distinta, según el momento de sus vidas y carreras en el que estén cuando participan, y según el grupo y el momento de la escena local que les toque. De todos modos, sin duda hay algo que el proyecto siempre permite, algo que el artista necesitaba. Puede ser con respecto de los intercambios con sus colegas o porque ayuda a realizar un cambio bienvenido en el trabajo: puede resultar en un empujón para su autoestima, un cambio hábitos. Hay artistas que vienen a la residencia y es la primera vez que han salido de sus países, o llegado al hemisferio sur. Estar en un nuevo contexto en el que se reside por un tiempo en otro paisaje, no sólo geográfico sino especialmente social y humano.En concreto, algunos artistas encuentran el espacio para hacer un cambio en la obra ya que pueden experimentar sin que nadie exija resultados; en esto creo que estar trabajando en compañía de colegas puede ayudar generando un ámbito propicio de acompañamiento.
Hay artistas que se encuentran con interlocutores con los que inician nuevos proyectos, plantean trabajos en colaboración o surgen otros trabajos que continúan al regresar a sus lugares. Hay quienes gracias a la participación en URRA han sido invitados a otras residencias. También quienes comenzaron a trabajar con una galería local; otros que han vendido obras, y desde ya todos han logrado hacer más visibles sus obras gracias al programa de actividades públicas y gratuitas que incluyen presentaciones audiovisuales, exhibiciones y estudios abiertos incluidos en la residencia. Es importante decir que no solo los participantes se benefician del proyecto; la escena local también se oxigena con nuevas miradas, nuevos modos de hacer, nuevos interlocutores que se insertan en Buenos Aires. Y luego estos artistas regresan a sus ciudades y países.
–¿Hay nuevos proyectos y formatos de residencias?
–En el 2013 iniciamos un primer Intercambio Internacional en alianza con el proyecto Atelier Mondial de Suiza. A través de este programa, un artista argentino participa de una residencia de tres meses en Basilea y un artista suizo participa de una residencia de tres meses en Buenos Aires. Cuenta con tres ediciones hasta ahora y la tercera se está realizando actualmente. También estamos muy contentos con un nuevo intercambio internacional, con el proyecto Gasworks de Londres, Reino Unido, que estamos realizando actualmente en alianza con la Fundación arteBA de Argentina. Por medio de este programa, un artista argentino participa de una residencia de tres meses en Londres y un artista residente en el Reino Unido participa de una residencia de arte de tres meses en Buenos Aires.Finalmente, hay un tercer proyecto nuevo, que además solucionará la cuestión de que URRA no tiene sede propia. El nuevo formato se debe a que un grupo de profesionales que creó en el Municipio de Tigre un nuevo Distrito de Arte y Cultura llamado Tigre Sur. Nos prestan allí un inmueble remodelado especialmente como residencia de arte y que se llamará URRA Tigre. A diferencia de nuestros otros formatos de residencias, este proyecto ofrece otro tipo de situación: un lugar tranquilo en donde realizar residencias continuas, todo el año, y que podrán tener distintas duraciones según la necesidad de los artistas y nuestra disponibilidad. Cercano al Delta y a otros sitios de interés, ofrecerá un nuevo paisaje y entorno sociocultural no lejos de la Ciudad de Buenos Aires. El lanzamiento depende del tiempo en el que tardemos en dejar listo el lugar.
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