miércoles, 8 de mayo de 2013

Pibes de La Plata: para imitar

Alumnos eligen reparar bicicletas y sillas de ruedas en las horas libres

Son alumnos del Colegio Albert Thomas, donde funciona un taller optativo en el que arman o arreglan su propio vehículo de dos ruedas, ejercitándose en el manejo de herramientas, y realizan la tarea con chicos de escuelas especiales.



En el Colegio Albert Thomas funciona un taller optativo en el que los alumnos suelen pasar las horas libres “para no perder el tiempo”. Se trata del Taller de la Bicicleta, donde arman o arreglan su propio vehículo de dos ruedas, se ejercitan en el manejo de herramientas y aprenden, de paso, el oficio. Pero desde ese espacio, ubicado a un costado de los talleres curriculares, chicos de primero a sexto año cumplen una función social que generalmente pasa inadvertida. Por un lado, reparan sillas de ruedas que llegan a la escuela desde numerosos hospitales. Por el otro, como al taller concurren niños y jóvenes de escuelas especiales, se convierten en pilares silenciosos del proceso de integración social de quienes tienen capacidades diferentes.
“En realidad, como el colegio es padrino de la Escuela Especial 526, la primera actividad que se realizó en el lugar fue reparar las sillas de ruedas para los chicos de ese establecimiento. Eso fue en el 2001”, recuerda el director del Albert Thomas, Jorge Mattia, y comenta que “los alumnos de la escuela vinieron varias veces acompañados por sus docentes, quienes comprobaron que se adaptaban muy bien a este tipo de manualidades”, realza.
Fue así que se inició una relación con otras escuelas especiales. “Se fue generando un boca a boca, como suele suceder en estos casos”, apunta Alejandro Marinoni, quien ya lleva 24 años en el industrial de 1 y 58, y, desde un comienzo, quedó a cargo del Taller de la Bicicleta.
“Como era mi medio de locomoción habitual, me propusieron ponerme al frente del proyecto y acepté”, cuenta el docente, que hasta entonces se desempeñaba en un taller curricular.
Del arreglo de sillas de ruedas se pasó al Taller de la Bicicleta, con el objetivo de “generar un espacio atractivo para los alumnos”, dice Mattia, quien explica que “buscamos que los estudiantes vayan a trabajar en las horas libres, para que adquieran destrezas y no estén dando vueltas por el colegio sin hacer nada”. No obstante, se encargó de aclarar que “los chicos necesitan traer un permiso de los padres, porque tienen que manipular herramientas, soldadoras, por lo cual la institución debe estar cubierta ante cualquier contingencia”.
Marinoni dice que en su momento “el taller lo armamos con los alumnos. Un par de comercios donó el material y realizamos todas las vallas de hierro y alambre que delimitan el espacio. Las herramientas las fuimos consiguiendo entre todos”.
Con las escuelas especiales, tanto públicas como privadas, el colegio trabaja a través de convenios que deben estar avalados por la dirección de Educación bonaerense. Es entonces cuando el taller, que funciona de lunes a miércoles en ambos turnos, se convierte en un espacio de integración para los chicos con capacidades diferentes.
“Siempre están acompañados por una maestra integradora, y se suman a los alumnos del colegio, con los que trabajan a la par”, cuenta Mattia.
Si bien los chicos arman o arreglan sus propias bicicletas, a la vez siguen dedicando sus horas libres a reparar sillas de ruedas que el Albert Thomas recibe desde distintos hospitales de la Región.
“Acá aprendemos a armar una bici, y además arreglamos sillas de ruedas para hospitales. Está buenísimo”, dijeron Agustín y Lautaro -que este año ingresaron a la institución de avenida 1- tras confiar que “no teníamos idea de que existía esto”.
“El otro día terminamos una silla y se la llevaron al dueño”, dijo, con tono de ‘misión cumplida’, Alexander. Mientras, Julián subrayó que “acá ayudamos a la gente. A mi me gusta porque aprendo y además me divierto”, afirmó.

Fuente: El Día
http://www.eldia.com.ar

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