02/03/2013 Los miembros del club de ciencias Albert Einstein, de Grand Bourg, crearon un escenario móvil a energía solar. Es una plataforma con paneles que transforman los rayos en electricidad. Ya lo probaron y planean organizar un festival.
Por Nicolás Gigli
Reunidos. En la casa de Marcela, los diez integrantes ...
Fue muy loco cómo empezó. Se nos ocurrió mezclar la música con los proyectos que hacemos en el club de ciencias. Mientras yo tocaba, Mario medía la tensión y probaba. Cuando todo estuvo listo, llamamos a un grupo de amigos para que la ponga en funcionamiento. Estuvo muy bueno”. La sencilla explicación con la que Leonardo Herrera describe el recital que armaron a base de energía solar, hace sospechar que los miembros del club de ciencias “Albert Einstein” no tienen impedimentos. Pero no es así. “Detrás de cada proyecto que encaramos, como el de la plataforma para amplificar los instrumentos, hay un gran trabajo en equipo que nos demanda muchas horas y concentración”, cuenta el ingeniero Patricio Rogado, una de las caras visibles del grupo que se fue formando de a poco y en sus ratos libres.Su último invento fue un escenario para que puedan tocar “bandas a energía solar”, explican. “Los paneles solares absorben la luz del sol, se convierte en energía eléctrica y eso alimenta a los amplificadores. Pero no es así nomás, hay todo un proceso de mediciones para que no afecte a la máquina”, explica Mario Trejo, uno de los más experimentados del club, quien está en el segundo año de la carrera de Ingeniería.
Lo más llamativo del grupo es cómo sustentan las actividades. El mayor esfuerzo económico lo invierten Patricio y Marcela Pellegrino. Ella es la coordinadora del club y, en muchas ocasiones “madre” de los chicos. “Si no fuese por ella, ni comeríamos de tanto que trabajamos”, cuenta Camila Domínguez. Los jóvenes colaboran organizando rifas y eventos. “No tenemos subsidio de nadie y, a veces, trabajamos para la Municipalidad de Malvinas (arreglaron el serpentario del zoológico). Hacer la máquina nos costó unos 20 mil pesos, todo de nuestro bolsillo”, narra Patricio. Aunque sabe que todo se ve compensado con la felicidad de sus alumnos.
El aprovechamiento de energía solar para recitales, les prendió la lamparita (otra vez): “En ocasiones, podemos usarlo para recaudar fondos. Nunca se vio que se haga música a través del sol, y más porque no tenemos una cultura energética. Por eso proyectamos un recital ecológico”, señala Marcela.
En sus filas, el club tiene a una cantante como Laura Maidana, quien equilibra su tiempo entre la ciencia y el conservatorio. “Entré en 2010 y me gustó la gente. Fue extraño para mí porque venía de estudiar Humanidades y acá tengo que aprender cosas de electricista, por ejemplo”, relata la chica que arrastró a su hermana Graciela al club, y también le encantó.
La agrupación no está limitada a la ciencia. Además de aprender, enseñar y trabajar, se hacen un rato para pasarla bien y conocerse. “Son un grupo muy unido”, resalta Marcela. “Yo entré tres años después que él, porque me llamó la atención una muestra que hicieron. Ahora, hace un año y medio que somos novios. Me explica todo y me ayuda a entender temas complejos”, cuenta Carolina Sampedro, pareja de Mario. Y sí. Además de la música y la ecología, el romance también se lleva bien con la ciencia en el club Einstein.
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