domingo, 7 de febrero de 2016

Una maravilla de actor y persona

En los Goya, Darín conquistó España otra vez

Se quedó con la estatuilla como actor protagónico por Truman; El clan, de Trapero, ganó en película iberoamericana.

Ricardó Darín sigue cosechando admiración.Foto:EFE/Juanjo Martín

MADRID.- Ricardo Darín había conquistado hace tiempo el título extraoficial de actor latinoamericano más admirado en España. Anoche esa popularidad se tradujo en la mayor distinción de la industria del cine de ese país, cuando ganó el premio Goya a la mejor interpretación masculina por Truman.

"Las películas no compiten entre ellas y los actores tampoco lo hacemos. Aplaudo y venero a todos los que han sido nominados porque ellos son los que hacen que el cine avance", dijo Darín, de 59 años, con la estatuilla en la mano, finalmente, después de haber quedado relegado en tres ocasiones.
Su composición de un exiliado en Madrid que afronta la inminencia de la muerte le abrió la puerta a un reconocimiento excepcional: en los 30 años del Goya es el segundo extranjero en triunfar como actor principal (el otro fue el puertorriqueño Benicio del Toro).

La cosecha argentina se amplió con la victoria de El clan como mejor película latinoamericana. El director Pablo Trapero no viajó a Madrid. Darín aplaudió de pie el éxito de su compatriota, con el que filmó Carancho y Elefante blanco. Su momento llegaría una hora después, ya de madrugada.

"A los señores políticos les pido: hagan algo por la cultura, que es lo único que vale la pena", enfatizó el actor desde el escenario, ovacionado por sus colegas y apurado por la producción de la gala, que se había extendido más de la cuenta.
Se cumplían los pronósticos. Darín era favorito excluyente. La única duda era si la Academia de Cine preferiría enviar un mensaje político y encumbrar a Pedro Casablanc (B. La película) por su mimética encarnación de Luis Bárcenas, símbolo máximo de la corrupción en el gobernante Partido Popular (PP). Acaso le hubiera arrancado una sonrisa al líder socialista Pedro Sánchez, presente en el auditorio. Cerca se sentaron los dos referentes con los que negocia para convertirse en presidente del gobierno, Pablo Iglesias (Podemos) y Albert Rivera (Ciudadanos). Ni en la fiesta del show business local España descansa del caos político en que quedó después de las últimas elecciones.
De hecho, una de las incógnitas que desvelaban a los comentaristas televisivos era cómo iría vestido Iglesias, el abanderado de los indignados. El hombre de la coleta rebelde sacudió la alfombra roja cuando apareció con smoking y moñito, como jamás se lo había visto. Hasta Sánchez exhibió una mueca de desconcierto cuando se lo cruzó: él iba de saco sport, sin corbata.
La fuerte presencia política resultó un alivio para la Academia de Cine después de un año en que atravesó un gigantesco escándalo. El anterior presidente, Enrique González Macho, fue imputado por un fraude millonario con las subvenciones públicas. Se falsificaban espectadores en películas sin éxito o que ni siquiera se estrenaban para engrosar la factura que paga el Estado a los productores.
Acaso por la incomodidad que persiste en la industria, la gala de los Goya resultó contenida, sin riesgos. El elegido para conducir el show fue por segundo año consecutivo el comediante Dani Rovira, estrella de la saga Ocho apellidos... (vascos, en 2014; catalanes, en 2015).

La melancólica Truman se robó la noche con cinco estatuillas: película, director (el catalán Cesc Gay), guion original y el triunfo de sus dos protagonistas, Darín y Javier Cámara, reconocido como actor de reparto.

Darín le ganó a Casablanc, a Luis Tosar (El desconocido) y a Asier Etxeandia (La novia). Tan cantada parecía su victoria que Rovira le dedicó un minuto de elogios al inicio de la ceremonia: "¡Stanislavski usaba el método Darín!", le dijo al aire, parado frente a su butaca.
El premio a la mejor actriz se lo llevó la novel Natalia de Molina (Techo y comida). Superó a figuras internacionales como Penélope Cruz (MaMa) y Juliette Binoche (Nadie quiere la noche) y a la favorita, Inma Cuesta (La novia).
Una de las mayores ovaciones se la ganó Joan Manuel Serrat, presente para cantar Los fantasmas del Roxy. Otra saludó al premio Nobel peruano Mario Vargas Llosa, invitado para entregar los premios de mejor guión (a Un día perfecto y a Truman). Los periodistas del corazón ardían por verlo con su reciente pareja, la mediática Isabel Preysler, ex de Julio Iglesias.

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