Super Rugby: el sabor especial de comenzar el ciclo con una victoria
BLOEMFONTEIN, Sudáfrica.- Un partido de rugby de alto
nivel profesional es como una caja llena de nudos; cuando se desata uno
(vale por encontrar un espacio), aparece otro. Los Jaguares
tardaron media hora en poder desatar al menos uno y, peor aún, en ese
lapso se hicieron un nudo ellos mismos. Pero, al fin, se llevaron una
victoria que tiene el valioso sabor de ser la primera, nada menos que en
el debut, en el Super Rugby
, el torneo de mayor intensidad, electricidad y goleo en el mundo de
este deporte. El 34-33 a Cheetahs, en la agradable noche de
Bloemfontein, no miente. La franquicia argentina ganó con lo justo, sin
sobrarle nada ante un rival que no está cerca de los mejores del torneo
del Hemisferio Sur.
Tan cambiante fue el encuentro como lo es la
mayoría en el Super Rugby. Hay una adrenalina en el jugar la pelota todo
el tiempo que, por momentos, parece otro deporte. A los Jaguares los
sorprendió ese ritmo alocado simplemente porque no lo conocían, pero,
sobre todo, porque quedaron enredados en los nervios lógicos de un debut
de esta naturaleza, al que venían esperando desde comienzos de año. De
alguna manera, y salvando las distancias de todo tipo, se asemejó a
aquel arranque que tuvieron los Pumas contra los All Blacks, en Wembley,
por la primera fecha de la Copa del Mundo. En 20 minutos los
pronósticos eran de los peores. "En un momento, cuando estaba afuera por
la amarilla, pensé en Soweto", reconoció anoche Nicolás Sánchez, en
referencia a aquel 73-13 sufrido por el seleccionado en 2013 ante los
Springboks.
El apertura, que aportó las cuatro conversiones y el drop que terminó siendo decisivo, fue más crudo con respecto a ese comienzo: "Con otro rival quizá nos comíamos 80". ¿Qué pasó en los primeros
minutos de los Jaguares en el Super Rugby? Una seguidilla de errores de
todo tipo -defensivos, de manejo, indisciplina- le permitió a Cheetahs
desatar un nudo tras otro con una asombrosa facilidad.Con el
resultado 7-3 abajo (los sudafricanos ya habían vulnerado el ingoal tras
una intercepción a Sánchez en pleno ataque), los Jaguares parecía que
se acomodaban al partido, pero otra intercepción, esta vez a Landajo,
terminó generando el descontrol absoluto. De esa pelota, que Cordero
salvó sobre el ingoal, Sánchez mató el juego y el árbitro Stuart Berry
le mostró la tarjeta amarilla. Penal, line y cuando un sudafricano va a
apoyar, Landajo le pone el pié, y, sin que eso fuese el causal, la
pelota se va hacia delante. Tras varias consultas al TMO, Berry sancionó try penal y amonestó al medio scrum.Con
dos jugadores menos, ambos sus conductores, con el resto en medio de la
confusión y la conmoción, los Jaguares empezaron a dejar huecos que
Cheetahs aprovechó. Dos tries más y a los 24 minutos, los argentinos
perdían 24-3 y 4 tries a 0. La mala puntería de Zellinga, que falló las
dos conversiones y un penal en ese lapso de 10 minutos, terminaron
salvando a los argentinos, que pese a todo, estaban en partido con el
resultado. También hubo otra ayuda de Berry, quien le perdonó una
amarilla a Lavanini: 15 contra 12 hubiese sido decisivo.
Cuando
volvieron a entrar Sánchez y Landajo, el impulso fue otro. Comandados
por Creevy, los Jaguares empezaron a desatar nudos. Landajo -el primer
try de la franquicia argentina en la historia del Super Rugby-, tras una
brillante habilitación del capitán, y luego el mismo Creevy tras un
maul, acortaron la distancia. De 24-3 a 24-17. Había pasado el temblor.
En el segundo tiempo, los Jaguares lograron mantener en cero el
ingoal y anotaron dos muy lindos tries. El de Báez, tras un precioso
kick de Sánchez, y el segundo de Landajo, después de una monumental
apilada del tucumano Matías Orlando, quien ingresó desde el banco en
frecuencia Super Rugby.
"No fue el partido soñado, pero es muy
importante haber ganado", fue la síntesis perfecta de Creevy. Los
Jaguares no jugaron bien. Falló la obtención (muchos problemas en el
scrum y un line sin peso), hubo errores en la marca y en el control y,
especialmente, un desorden improductivo. No será sencillo adaptarse a lo
que es el Super Rugby, donde las estructuras de juego casi no existen,
porque es una pelota tras otra, sin parar, donde a veces no hay tackles
de tanto movimiento y velocidad. Es como si existiese una regla no
escrita de no fijar el juego. Algo así como prohibido hacerlo lento.
Pero
así y todo, con esos errores, los Jaguares sacaron a relucir lo que
lleva adentro el rugbier argentino: la pasión por jugar y la entrega
absoluta por la camiseta, aunque se la hayan puesto por primera vez como
sucedió anoche. Este equipo tiene un largo camino por delante. En
Bloemfontein fue apenas el primer paso, y por eso la victoria tiene un
sabor tan especial como todas las primeras veces.
Sharks, en su
casa de Durban, será el sábado un rival de los poderosos. Los Jaguares
ya han tomado nota de qué se trata el Super Rugby. Ahora van a empezar a
desandarlo, a encontrar las maneras de desatar los nudos. Es un lindo
desafío para seguir haciendo historia.
http://canchallena.lanacion.com.ar
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