viernes, 29 de julio de 2011

Mejoras en Economía

El coeficiente de Gini: un índice de Justicia Social


Nuestra Presidenta Cristina Fernández de Kirchner el pasado 15 de junio dio a conocer algunos números de la Encuesta Permanente de Hogares del primer trimestre del año 2011. Hizo referencia a un tema un poco árido, pero que paradójicamente es la esencia de la política económica: la distribución del ingreso. Así como la justicia social es la esencia y el fin último de la política.

Una mejor distribución del ingreso implica menos pobreza y expresa un modelo de desarrollo que es sostenible en el tiempo. En la medida en que las grandes mayorías populares reciben una porción cada vez mayor de una riqueza creciente, el proceso es sustentable. Por este motivo, en general los países más ricos tienen una mejor distribución del ingreso.

La forma más usada de medir la distribución del ingreso es el Coeficiente de Gini, que es un índice que varía de 0 a 1. Suponiendo una sociedad totalmente equitativa, donde todos sus miembros tienen el mismo ingreso, el Gini es 0. Mientras mayor la desigualdad se acerca a 1. Es más, el caso extremo de desigualdad, donde toda la riqueza generada queda en una sola persona y el resto no tiene ingreso alguno, el Gini es igual a 1.

Para los interesados, comentemos brevemente como se calcula el Coeficiente de Gini (quien lo desee puede saltear este párrafo). Primero se ordenan a todos los habitantes del país desde los de menor ingreso a los de mayor ingreso (tomando el ingreso total del hogar divido la cantidad de miembros del hogar). Luego, se grafica en un cuadrado (lo que implica normalizar el total de población y el total de ingresos) la línea de distribución “perfecta” (que es una recta de 45 grados) y la curva que expresa la distribución real (que siempre va por debajo de la línea recta). Ambas curvas se muestran en el siguiente gráfico. El coeficiente de Gini se calcula tomando la relación entre el área sombreada en amarillo (a) y el triangulo (b).

Si bien en términos teóricos el Coeficiente de Gini varía entre 0 y 1, los extremos son muy improbables (todo el ingreso en una sola persona o todos con un salario comunista). En la realidad los países más igualitarios del planeta tienen un índice de 0,25 (Dinamarca y Noruega) y los más desiguales cerca de 0,55 (Brasil, Colombia y Tanzania). En términos generales podríamos clasificar las sociedades de acuerdo a la siguiente tabla:

Los países de América Latina (incluyendo Argentina) estuvieron tradicionalmente entre 0,40 y 0,50; aunque hubo excepciones. A mediados de la década del 70’ Argentina tuvo un Gini muy bajo (0,32), y durante toda la década del 90 estuvo arriba de 0,40 y llegó al 0,50 en lo peor de la crisis del 2002.

(...) se anunció el 15 de junio 2011 que el Gini en Argentina es de 0,379. Veamos este valor comparativamente con el de otros países, algunos desarrollados y otros de América Latina:

Argentina mejoró en forma muy significativamente la distribución del ingreso en los últimos diez años: pasó del 0,50 en el año 2001 al valor actual, anunciado por la Presidenta. Nos ubica a Argentina como uno de los países más igualitarios de América Latina (junto con Uruguay y Costa Rica), y lejos de nuestros vecinos como Brasil y Chile.

¿A que se deben estos resultados tan positivos? Para que mejore el Coeficiente de Gini es necesario que aumenten más los ingresos de los pobres (proporcionalmente) que el de los ricos. Para esto, lo que debe buscarse es disminuir el desempleo y aumentar los salarios, ya que el trabajo en relación de dependencia es la principal fuente de ingresos de los sectores de menor poder adquisitivo. Esto se logra en la medida en que se estructura una “matriz productiva diversificada”. Esto implica que, sin obstaculizar ni dejar de promover el sector agropecuario, hay que proteger los sectores en los cuales hoy Argentina no tiene ventajas comparativas (los sectores industriales). De este modo, el país no queda atado a los sectores primarios (agro y minería), que generan fuerte crecimiento en el PBI pero bajo un esquema donde la distribución queda concentrada en pocas manos. Este es el problema de Chile (donde el sector primario explica casi el 90% de las exportaciones) y de Brasil, que con la apreciación del real viene perdiendo competitividad día a día. Sería el problema que tendría Argentina, si permitimos que se aprecie el peso argentino, y tratamos de vivir de la cosecha de soja exclusivamente.

Si no hay equidad en la distribución de la riqueza, es difícil hablar de un país igualitario.

(...)

Roberto Arias

Economista

GESTAR

http://www.gestar.org.ar

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