Ambos avanzaron a la tercera rueda tras superar a Baghdatis y a Kevin Anderson, respectivamente.
PARIS (De un enviado especial).- Pura emoción en los brazos al cielo de Leonardo Mayer, en el puño y la sonrisa de Juan Ignacio Chela, los que ayer completaron el cuarteto argentino en la tercera rueda del abierto francés. Ingresado desde la qualy, retrocedido por problemas físicos al puesto 217°, Mayer se dio el gran gusto de alcanzar la misma etapa a la que llegó hace doce meses, con un gran triunfo sobre el chipriota Marcos Baghdatis, en la cancha 3, por 7-5, 6-4 y 7-6 (8-6). Un premio largamente merecido para el correntino, que sufrió muchísimo durante largos meses por una lesión en la espalda que lo obligó a retirarse en varios torneos, y que superó recientemente.
"Estoy muy contento, hacía mucho que no me tocaba una buena. Primero arreglé mi espalda, y luego empecé a jugar y a confiar en mi físico y en mis golpes. En este tiempo mejoré mucho el revés, pero porque no podía pegar bien la derecha por el dolor. Me hicieron un tratamiento en el que me mataban los nervios de las vértebras para que no sienta el dolor, pero ni me quiero acordar", cuenta Leo, que busca reencontrarse con su mejor juego, con los misiles de derecha. Como los que utilizó para dejar sin respuestas a Baghdatis. Ahora le tocará un duelo estelar, nada menos que contra Robin Soderling, finalista aquí las últimas dos temporadas. "Esto es muchísimo, es más de lo que hice el año pasado, porque es algo que viene después de muchas malas. Igualmente, hay que remarla y volver a empezar", agregó el correntino, que le dedicó el triunfo a la familia de su novia, que atraviesa un duro momento. Mayer fue alentado desde la primera fila por el capitán de la Copa Davis, Tito Vázquez; es probable que acompañe como sparring al equipo en la serie de cuartos de final ante Kazakhstán. Humilde y sincero, admitió que le encantaría volver a integrar el plantel copero, pero también sabe que para ello todavía tiene que volver a rendir a pleno en su tenis.
Más tarde, Chela debió recorrer unas cuantas millas, pero ya tiene el Torino estacionado en la tercera etapa. En el último partido de la cancha 17, allí donde casi se termina el complejo, el Flaco le ganó por 3-6, 6-3, 6-4, 4-6 y 6-2 al sudafricano Kevin Anderson, otro de los obeliscos del circuito con sus 2,03m. En el caso de Chela, vale consignar que le tocó una zona del cuadro que se despobló rápidamente de favoritos; de hecho, el de Ciudad Evita quedó rodeado de rivales provenientes de la clasificación. Su próximo adversario será el checo Lukas Rosol, 111° del mundo, que sorprendió con su éxito sobre Jürgen Melzer, semifinalista en París el año pasado, por 6-7 (4-7), 6-4, 4-6, 7-6 (7-3) y 6-4.
"Todavía sigo disfrutando venir a jugar y ayudan los resultados. A Rosol no lo conozco, sólo lo vi jugar unos puntos, pero si está en la tercera rueda es porque está jugando bien; obviamente que no es lo mismo enfrentarlo a él que a uno que fue top ten como Melzer. Ya saqué bastantes puntos, siento que estoy jugando bien, y sé que tengo una buena oportunidad", contó Chela, que tuvo su mejor actuación aquí en 2004, cuando alcanzó los cuartos de final. "La verdad es que no me acuerdo mucho, pero me parece que en esa época jugaba un gran tenis; diría que jugaba mejor que ahora, pero en este momento tengo más experiencia y puedo disfrutarlo más". El que no pudo seguir en carrera fue Carlos Berlocq: el de Chascomús perdió con el polaco Lukasz Kubot por 6-3, 7-6 (7-4) y 6-3.
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