lunes, 29 de mayo de 2023

También ganaron Tirante y Cachín

 

Thiago Tirante le ganó a Botic Van De Zandschulp en el debut de Roland Garros y vivió una situación particular sobre el final

 

El platense tardó en darse cuenta que había logrado el triunfo: “Estaba desorientado”; también ganó Pedro Cachin y Federico Coria se despidió.

 

Thiago Tirante y su gesto de incredulidad después de ganarle al neerlandés Van de Zandschulp 

 Thiago Tirante y su gesto de incredulidad después de ganarle al neerlandés Van de Zandschulp.

 

PARÍS (Enviado especial).- Thiago Tirante, debutante absoluto en el cuadro principal de un Grand Slam, avanzó a la segunda ronda de Roland Garros con un meritorio triunfo sobre el neerlandés Botic Van De Zandschulp, vigesimoquinto preclasificado sobre el polvo de ladrillo de París. El jugador platense, de 22 años, proveniente de la clasificación, se impuso por 6-2, 4-6, 6-3 y 6-4 luego de 3h05m, sobre la cancha número 9. El europeo de 1,91 metros de talla, tuvo una jornada pobre con su servicio: doce doble faltas y trece oportunidades de quiebre para el argentino, que tomó siete de ellas.

Tirante se enfrentará en la segunda ronda con el ganador del cruce entre el chino Zhizhen Zhang y el serbio Dusan Lajovic. Pero al margen del resultado, lo más curioso fue lo que ocurrió en el final de su partido, porque en un primer momento, Tirante no se dio cuenta de que había ganado. Luego de la devolución de Van De Zandschulp que quedó en la red, uno de los mejores de la nueva generación argentina sólo atinó a tirar la pelota del otro lado de la cancha imaginando que había ganado el game y arrancaba otro juego, con el saque de su rival. Incluso, ya se dirigía a buscar la toalla. Pero segundos después se percató de que los aplausos seguían y su contrincante estaba yendo a la red para saludarlo. Entonces, miró hacia su entrenador (Javier Nalbandian, el hermano de David), que le gritó que festejara, se agarró la cabeza evidenciando su desconcierto y, poco después, se dispuso a celebrar. Cuando cruzó al otro lado, festejó con el público e hizo el gesto de “estoy loco, no entiendo nada, yo no gané”.

“Estaba muy concentrado en el punto por punto y ni estaba mirando en la pantalla para no cargarme de presión extra. Yo estaba convencidísimo de que era 4-3, de que había sacado ese saque 5-3, pero cuando fui a sacar la toalla lo miré al flaco a ver si estaba tenso o enojado para saber cómo iba a sacar en el 3-5, pero lo veo que estaba en la red, miro la pantalla que decía 6-4, me desorientó más, lo miro a Javi en el rincón de mi equipo, que me dice: ‘¡Bien! Andá a saludar’. Y eso me desconcertó más todavía. Y cuando fui a darle la mano a Botic le dije: ‘Perdón’, porque por ahí se lo tomaba a mal. No fue a propósito, estaba desorientado. Y cuando le fui a dar la mano al árbitro le pregunto: ‘¿Gané?’. ‘Sí, sí, terminó el partido’, me dice. Me sorprendió todo. Y para el partido fue mejor, porque no me cargué de presión extra y pude jugar los puntos un poco más sereno. Pero para la felicidad fue peor, porque no tuve tiempo ni para celebrarlo”, relató, sonriente, Tirante.“Estaba muy concentrado en el punto por punto y ni estaba mirando en la pantalla para no cargarme de presión extra. Yo estaba convencidísimo de que era 4-3, de que había sacado ese saque 5-3, pero cuando fui a sacar la toalla lo miré al flaco a ver si estaba tenso o enojado para saber cómo iba a sacar en el 3-5, pero lo veo que estaba en la red, miro la pantalla que decía 6-4, me desorientó más, lo miro a Javi en el rincón de mi equipo, que me dice: ‘¡Bien! Andá a saludar’. Y eso me desconcertó más todavía. Y cuando fui a darle la mano a Botic le dije: ‘Perdón’, porque por ahí se lo tomaba a mal. No fue a propósito, estaba desorientado. Y cuando le fui a dar la mano al árbitro le pregunto: ‘¿Gané?’. ‘Sí, sí, terminó el partido’, me dice. Me sorprendió todo. Y para el partido fue mejor, porque no me cargué de presión extra y pude jugar los puntos un poco más sereno. Pero para la felicidad fue peor, porque no tuve tiempo ni para celebrarlo”, relató, sonriente, Tirante.

“De los nervios que tenía sólo trataba de pensar punto a punto, entonces no miré más allá. Era mi primera experiencia a cinco sets, entonces tenía un poco de miedo sobre cómo iba a responder mi cuerpo, mi mentalidad, mi tenis, si iba a caer mucho, si iba a poder mantenerme. Pero venía de jugar una qualy muy buena y tenía que seguir sosteniendo el nivel. Sabía que mi rival no venía teniendo buenos resultados en polvo de ladrillo. Sí que había hecho una final (perdió en Múnich con Holger Rune), pero que después le estaba costando. Lo había visto varias veces por la tele, sabía que en algún momento quemaba de cabeza, entonces sabía que tenía que mantenerlo ahí, trayéndole pelotas, porque en un momento no iba a querer jugar más. Y se dio”, expresó Tirante.

Cachin y Coria, por caminos opuestos

El cordobés Pedro Cachin logró su cuarto triunfo en un Grand Slam. El jugador nacido en Bell Ville venció al austriaco Dominic Thiem (actual 92° y finalista en el Abierto de Francia en 2018 y 2019) por 6-3, 6-2, 6-7 (1-7), 4-6 y 6-2, en 3h49m, y avanzó a la segunda ronda de Roland Garros.

El invicto argentino de la segunda jornada se interrumpió con la derrota de Federico Coria por 7-6 (7-3), 6-7 (5-7), 6-3 y 6-3 ante el croata Borna Coric, en 4h12m. El balcánico será el rival de Cachin.

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