Patronelli, otra vez campeón del Dakar
Con su cuatriciclo, el nacido en las Flores revalidó de punta a punta el
título conseguido en 2010, sacándole casi dos horas de ventaja a su
escolta. “Lo disfruté mucho porque siempre estuve tranquilo”, señaló el
flamante ganador.
Marcos Patronelli es el nombre argentino en el Dakar. Desde que el
tradicional rally se mudó a Sudamérica, el nacido en Las Flores siempre
estuvo en los primeros planos. Y la edición 2013 no fue la excepción.
Tras las consagraciones de su hermano Alejandro en 2011 y 2012, Marcos
revalidó de punta a punta el título conseguido en 2010.
La
última etapa tuvo a Patronelli regulando y llegando en el tercer lugar,
haciendo valer una diferencia exorbitada gracias a su dominio absoluto a
lo largo de gran parte de la competencia.
"Fue una carrera dura
porque no nos dio respiro. La organización hizo un recorrido que fue
exigente de principio a fin. En mi caso, la disfruté mucho. Porque
siempre estuve tranquilo", opinó una vez que cruzó la meta en Limache,
al norte de Santiago de Chile.
Marcos completó los 8.000
kilómetros de recorrido –entre enlaces y especiales- en 49 horas, 42
minutos y 42 segundos, sacándole casi dos horas de ventaja al chileno
Casale (Yamaha). El podio lo completó el polaco Sonik, a más de tres
horas del argentino.
Entre las claves de su título, el piloto
bonaerense sorprendió al señalar que la ausencia de su hermano ayudó a
mejorar sus tiempos. “Sin Alejandro creo que anduve más rápido. No
miento si digo que corriendo juntos podemos llegar a perder 15 minutos
por etapas porque uno está pendiente del otro", reveló.
Igual,
reconoció que en los momentos de dificultad quiso tener a su hermano a
su lado "como cuando me quedé atrapado con el cuatriciclo en Fiambala y
no lo podía sacar".
El campeón, tras señalar que su hermano no
compitió porque es supersticioso y no confiaba en un año terminado en
13, dijo que otra ventaja fue que no viniera su familia.
"Aunque
parezca mentira, fue muy bueno para mí que mi familia no estuviera,
salvo mi hermana Clarita. Porque llegaba al campamento y descansaba
tranquilo sin perder tiempo. Si venía mi familia tenía que esperar y a
veces me acostaba a las 11 de la noche", sinceró.
"Igual los extrañé un montón", agregó.
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