Por una amplia mayoría, la Cámara Baja aprobó la norma que permite que pacientes puedan elegir a qué prácticas médicas quieren someterse y a cuáles no.
Hace unos meses, Selva Herbón conmovió a todos con una carta que le envió a la presidenta Cristina Kirchner para pedirle ayuda para que se sancione una ley que permita desconectar a su hija Camila, que tiene 2 años y está en estado vegetativo irreversible. La lucha de esta mamá encontró un guiño esta noche en la Cámara de Diputados, que esta noche le dio media sanción al proyecto de ley de "muerte digna" presentado por el diputado nacional Gerardo Milman (GEN), con una amplia mayoría: 142 diputados votaron a favor y 6 en contra.
El proyecto, que ahora deberá pasar por Senadores, incorpora una modificación a la ley N° 26.529 ("Derechos del Paciente en su Relación con los Profesionales e Instituciones de la Salud"), incorporando en ella la muerte digna, que significa el derecho de todo paciente que padezca una enfermedad irreversible, incurable y se encuentre en estado terminal, o haya sufrido un accidente que lo coloque en igual situación, informado en forma fehaciente, a manifestar su voluntad en cuanto al rechazo de procedimientos quirúrgicos, de hidratación y alimentación y de reanimación artificial, cuando sean extraordinarios o desproporcionados a las perspectivas de mejoría y produzcan dolor y sufrimiento desmesurado.
También contempla el derecho del paciente a recibir información sobre su enfermedad a efectos de que pueda prestar un consentimiento informado y otorga al paciente la facultad de dejar directivas anticipadas y la posibilidad de rechazo por un representante legal o familiares de los tratamientos médicos para aquellos pacientes que se encuentran incapacitados a dar su consentimiento.
Por último, la ley establece que ningún profesional interviniente que haya obrado de acuerdo a las disposiciones de la ley, estará sujeto a responsabilidad civil, penal, ni administrativa.
"La ortotanasia es el derecho a morir con dignidad y consiste en la suspensión de toda cura en la inminencia de la muerte dejando que la misma suceda según el orden natural de los acontecimientos", sostuvo Milman, impulsor de la norma.
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