Marco Trungelliti, en versión épica: ganó por primera vez en el US Open y aseguró un argentino en la tercera rueda
En un partidazo de más de cuatro horas, le ganó al español Davidovich Fokina en cinco sets, y consiguió su mejor triunfo del año.
Sobre el cemento azul de la cancha 7 del complejo Billie Jean King, con tribunas repletas, Marco Trungelliti consiguió el tercer triunfo argentino en la jornada inaugural del US Open, tras las victorias de Diego Schwartzman y Facundo Bagnis. Pero, sobre todo, se llevó un éxito con sabor épico: el santiagueño le ganó por 5-7, 6-3, 7-5, 6-7 (3-7) y 6-4 al español Alejandro Davidovich Fokina, 32 del ranking, en lo que fue su mejor triunfo de la temporada, y además aseguró un jugador de nuestro país en la tercera rueda del Abierto de los Estados Unidos, porque en la segunda etapa se cruzará con Bagnis.
Hace unos días, Trungelliti fue el único de los 11 argentinos que consiguió superar las tres ruedas de clasificación para entrar en el main draw del último Grand Slam del año. El sorteo lo puso frente a un adversario conocido. Se habían medido un par de veces, con sendos éxitos para el argentino, hace tres años, en torneos del mundo challenger. Pero Davidovich, de 22 años, ya está instalado en el circuito ATP, mientras que Trungelliti es un habitué del segundo nivel del tour, rozando el puesto 200° del ranking.
Esas diferencias de clasificación no quedaron expuestas en el cemento, donde se vio un duelo parejo y cambiante. Fue una batalla de cuatro horas y 23 minutos, en las que el desarrollo fue y volvió. Lo podría haber resuelto antes Trungelliti, cuando llegó a estar dos sets a uno arriba y 4-2 en el cuarto parcial. También estuvo 3-0 en el arranque del quinto parcial. Pero Davidovich, joven e impetuoso, aceptó el combate hasta quedar exhausto. De manera literal: en el décimo game del quinto set, el español quedó 4-5 y 30-40, y se acalambró. Se puso en pie como pudo, con ayuda médica y de Trungelliti, que cruzó la cancha para ayudarlo. Davidovich sacó como pudo, casi sin tenerse en pie, y el argentino selló un triunfo de carácter épico. A continuación, ayudó al español a empacar sus cosas y le llevó el bolso hasta el vestuario, en un gesto de deportividad.
Así, a los 31 años, Trungelliti se dio el gusto de ganar por primera vez en el cuadro principal del Abierto estadounidense. Viajó seis temporadas a Flushing Meadows, no pudo superar la qualy en las cuatro primeras; lo consiguió en 2019, pero debió retirarse en el debut contra Kei Nishikori, y ahora por segunda vez supera la rigurosa clasificación, con el premio añadido de avanzar a la segunda rueda.
Un buen premio para un luchador de los courts, radicado desde hace años en Andorra y acostumbrado como nadie a las semanas previas de los Grand Slams: cada vez que ingresó en el main draw de un torneo grande lo hizo desde la clasificación. Y a propósito, vale recordar: el viernes pasado, en el cierre de la qualy, se impuso al estadounidense Aleksandar Kovacevic por 3-6, 7-6 (7-5) y 7-5, después de salvar nada menos que seis match-points. Vaya si sabe de batallas el santiagueño...
“Siento una mezcla de sensaciones. Hoy mi objetivo principal era poder jugar, estar más o menos sin dolor, ver cómo iba evolucionando la cadera. En eso no hay mucho secreto, se puede ver que no jugué desde Wimbledon. No voy a decir que la pasé mal durante este tiempo, pero tampoco bien, porque empecé a tener muchas dudas y no mejoraba. Me ayudó mucho tener en la qualy un primer partido que ni fu ni fa, el segundo fue corto y en el tercero volvieron las dudas, porque me pinchaba por todos lados. Pero acá los fisios del torneo son muy buenos y tenés ciertas garantías de que la cosa mejore. Después, el partido del viernes -contra Kovacevic- fue una especie de premio, no sé... Podría haber tocado para otro lado. Lo mismo que hoy: al final era quién aguantaba un poco más de cabeza y de físico. Mentalmente estoy en otra órbita respecto de cómo estaba hace ocho meses. Ahí radica todo. No hay muchas vueltas. Estoy parado como estoy porque la cabeza funciona a un nivel que el físico, de momento, no. Y son cosas que vas supliendo. Vamos a aprovechar esta nueva manera de pensar que la vengo trabajando, pero no podía dar en el clavo para pasar al próximo escalón y ahora lo logré”, dijo Trungelliti a LA NACION después de su victoria.
Este triunfo lo pone de cara a un compatriota y también colega de generación: ambos nacieron en 1990. Y será el primer duelo entre ambos dentro del nivel ATP, aunque sí jugaron muchas veces entre sí en Challengers, con un balance de cuatro triunfos para Trungelliti y dos para Bagnis. Pero el que jugarán posiblemente el miércoles, será el más importante, nada menos que por una plaza en una tercera rueda de un Grand Slam.
En todo caso, no es la primera vez que Trungelliti supera a un favorito en un Grand Slam: hace cinco años, dio un gran golpe en Roland Garros, al ganarle al croata Marin Cilic, por entonces número 10 del mundo, por 7-6 (7-4), 3-6, 6-4 y 6-2, en la que hasta hoy es la mejor victoria de su carrera, de acuerdo al ranking de su rival. En Nueva York, el santiagueño superó a uno de los jugadores en pleno ascenso; Davidovich Fokina llegó este año a los cuartos de final en Roland Garros y en el Abierto de Montecarlo.
Por José Luis Domínguez
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