Cuatro hospitales bonaerenses dejarán de ser manicomios
La Ley nacional de Salud Mental, sancionada en 2010, a la cual en 2014 adhirió la provincia a través de la Ley N° 14.580, estableció al año 2020 como fecha límite para sustituir los manicomios por otros dispositivos de atención. "No es una ley antojadiza porque recepta un montón de tratados internacionales y observaciones internacionales sobre el tema de los neuropsiquiátricos a nivel global", dijo Calmels. Y para graficar la situación, explicó que a la semana de asumir su cargo "estaba viniendo el Comité contra la Tortura (OEA) a la provincia para visitar las cárceles y dos neuropsiquiátricos. La ley argentina no es algo que se trabaja sólo en nuestro país sino que tiene raíces, que se conoce poco fuera del mundo de la salud mental, y son importantes, es por eso que los organismo de derechos humanos hacen un muchas observaciones al Estado argentino, y en particular al Estado provincial, por el incumplimiento con el que se venía en relación a esta ley", remarcó.
"Cuando llegamos a la provincia ya teníamos la definición de que íbamos a producir un cambio en el modelo de atención de salud mental, con dos ejes centrales que tiene que ver con la restitución de derechos y con la inclusión social de las personas. Teniendo en cuenta la enorme de dificultad que es gestionar esta provincia con 17 millones de habitantes, con una extensión territorial realmente de una complejidad que no tiene ninguna otra", señaló.
Cuando asumió la gestión en diciembre de 2019, en los cuatro neuropsiquiátricos públicos de la provincia -Hospital D. Taraborelli, Domingo Cabred, el interzonal José Esteves y Alejandro Korn-, había 1810 personas internadas. "El 43 por ciento de esas personas tenía más de diez años de internación, y cuando digo más de diez, es 20, 30, 40 y hasta 50 años de internación. Lo cual te da una primera foto de que esas internaciones no tienen nada que ver con motivos de salud mental sino que son motivos sociales, gente que a lo largo de ese tiempo fue perdiendo habilidades sociales básicas como viajar en colectivo o utilizar el cuchillo y el tenedor para comer", explicó.
Y señaló que el nivel de avasallamiento a los derechos de los pacientes institucionalizados crónicos llega al punto de que terminan construyendo su existencia en un contexto de pérdida total del derecho a la intimidad. "En casi todos los neuropsiquiátricos públicos encontramos que no hay puertas en los baños ni cortinas en las duchas, es decir, son personas que a lo largo de décadas han vivido en condiciones de una pérdida absoluta de la intimidad, de su cuerpo y de su personalidad, y que por eso mismo estas instituciones terminan desvinculando a las personas de su centro de vida, de sus afectos", detalló. En la misma línea, mostró otra radiografía del sistema: "el hospital Esteves es un hospital de mujeres con alrededor de 500 internadas, y tenía una ginecóloga".
No obstante, y a pesar de las dificultades que impuso la pandemia con sus diversas modalidades de cuarentena, "se generaron 70 externaciones de pacientes internados crónicos, fundamentalmente del Esteves y el Cabred, a través de casa en la comunidad, acompañadas en la asistencia por los equipos profesionales de los hospitales". Además, se generó un sistema de relevamiento, información y monitoreo obligatorio para todos los neuropsiquiátricos públicos que tienen que reportar la cantidad de personas internadas, en qué situación están, si tienen límite en su capacidad jurídica qué curador está siguiendo el trámite, si tienen pensiones, entre otros datos.
"Muchas personas que se están externando tienen pensiones o jubilaciones. Es impactante porque nos hemos encontrado con personas con 300 mil pesos en su cuenta, que si se reúne con otra puede alquilar una casa. Tuvimos, por ejemplo, el otro día la visita de un grupo de seis señores del Cabred a una casa hermosa con jardín y parrilla. Y muchos de ellos decían 'nunca en mi vida viví en un lugar así', y no sólo porque venían del manicomio sino porque en su vida previa al manicomio nunca habían podido vivir en una casa así. Y eso se autosustentó con los alquileres que ellos ponen con sus pensiones, acompañados por el hospital que compró camas, vajilla, y está con ellos. Los va a visitar, trabaja la inserción en la comunidad, hace el seguimiento de los tratamientos, lleva la comida, garantiza los psicofármacos y trabaja la convivencia".
Neuropsiquiátricos y pandemia
En cualquier caso, en paralelo al plan para desinstitucionalizar a los internados crónicos y cerrar en el plazo de tres años los manicomios en la provincia, tuvieron que atender la emergencia generada por el coronavirus. "Como los neuropsiquiátricos son grandes asilos de personas muy añosas y con un montón de comorbilidades producto de la medicación y de la cronicidad en los hospitales, lo primero que hicimos fue un esfuerzo muy grande en sostener internaciones en hospitales generales para que no ingresen, por lo menos masivamente, internaciones a los neuropsiquiátricos porque es una fuente de contagio importante y era la población de mayor riesgo de nuestra provincia en el marco del covid".
También
se implementaron dispositivos para dar continuidad de cuidado a las
personas que estaban en tratamiento y que lo pudieran hacer de forma
remota o bien a través de guardias presenciales en los hospitales. Lanzaron el 0800-222-5462, la línea gratuita de salud mental que funciona las 24 horas para e tener acceso directo a un equipo de profesionales, donde se receptaron más de 8000 llamados.
Además, se crearon equipos de acompañamiento telefónico, por medio de
convenios con la Facultad de Psicología de La Plata y la de Mar del
Plata, para las situaciones que requieren un seguimiento más intensivo,
realizando más de 500 acompañamientos sostenidos.
Por otra parte, Calmels explicó que si bien hay un problema grave con la sobremedicación y sostuvo que "es una preocupación de la salud mental porque se medica mucho", también hay otro problema que es "la falta de acceso al medicamento como un bien social. Por eso triplicamos la cantidad de piscofármacos, no porque creamos que la solución viene por la vía del fármaco, sino porque hay muchísimas descompensaciones en salud mental que tienen que ver con que no hay continuidad en la medicación. No puede ser que una persona tenga que viajar tres horas en colectivo para buscar su medicación en un neuropsiquiátrico. Por eso trabajamos con todos los hospitales generales para organizar la compra y que puedan ser bocas fluidas de atención".
En este marco, la Subsecretaría brindó capacitaciones de Uso Racional de Psicofármacos, además de otras en Violencia de Género, abordajes integrales de enfermería en salud mental, consumos problemáticos: políticas, instituciones y abordajes.
A estos mecanismos implementados al ritmo que impuso la pandemia, sumaron un protocolo de ingreso a los hospitales para acompañamiento a personas con covid, y la entrega de tablets a todos los hospitales para sostener los vínculos. "Se desarrolló un protocolo provincial por todo lo que significa estar internado y no tener quién te acompañe, o las situaciones terminales y no poder despedirse. Acompañar a nuestros seres queridos en la enfermedad y en la muerte es un aspecto simbólico y material de nuestra cultura muy importante y no poder hacer eso es una fuente de sufrimiento", dijo la funcionaria.
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