"Ciencia, educación e inclusión"
Se trata de un espacio de acompañamiento pedagógico -didáctico-
disciplinar, para complementar los procesos de enseñanza y de
aprendizaje de las ciencias exactas y naturales.
La Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (Fceyn) de la Universidad
Nacional de Mar del Plata desarrolla múltiples actividades que tienen
anclaje en los diferentes estratos de la comunidad.
Ejemplo de ello son los cursos para afiliados a PAMI o las actividades
de alumnos de las carreras de Química y Bioquímica que participan en la
concientización sobre los riesgos de la inhalación del monóxido de
carbono. Pero no son los únicos. Alrededor de 60 Estudiantes de los
profesorados de Química, Física, Biología y Matemática forman parte de
un proyecto de voluntariado que busca brindar apoyo escolar a alumnos de
tres escuelas de nuestra ciudad. Además, participan profesores,
auxiliares y adscriptos de esas carreras.
Se trata de “Ciencia, educación e inclusión”, un proyecto de
Voluntariado Universitario seleccionado por la Secretaría de Políticas
Universitarias, que se desarrolla durante todo el año y que es
canalizado a través del Departamento de Educación Científica de la
Fceyn.
“El objetivo general es intervenir en la ampliación de la inclusión, la
igualdad de oportunidades y la calidad en el aprendizaje de los
adolescentes y jóvenes”, afirma la Especialista Mariela Senger,
profesora en Ciencias de la Educación y directora del proyecto. En esta
línea, la docente destaca que “se genera un espacio compartido de
acompañamiento pedagógico-didáctico- disciplinar, para complementar los
procesos de enseñanza y de aprendizaje de las ciencias exactas y
naturales de los niños y jóvenes de las escuelas”.
El proyecto asiste la trayectoria escolar de 150 alumnos de entre 6 y 18
años de tres escuelas del ámbito urbano y suburbano de nuestra ciudad,
mediante el acompañamiento de tutores-alumnos de la Facultad y que
cumplen el rol de voluntarios.
Una de las instituciones educativas a las que se acompaña es la Escuela
domiciliaria/hospitalaria 508 Madre Teresa de Calcuta, donde se brinda
atención pedagógica en domicilio a niños y jóvenes que, por padecer
diagnósticos orgánicos o psicológicos/psiquiátrico, se encuentran
impedidos de concurrir a su escuela de procedencia. Las otras dos son el
Centro de Desarrollo Infantil Jorge Newberry y la Escuela 62, que se
ubican en barrios con alta vulnerabilidad social y educativa y donde se
registran déficits de aprendizajes en todas las áreas, especialmente en
las ciencias exactas y naturales.
Así, se busca colaborar con compromiso en proyectos alternativos para la
enseñanza de las ciencias exactas y naturales, que den respuesta a los
déficits de comprensión de contenidos, ya que esto es una manera de que
la Facultad esté presente en la comunidad.
“Nuestros alumnos de la Facultad son voluntarios, ellos quieren ir y les
brindan su apoyo a los niños y jóvenes de estas escuelas”, relata
Senger, quien explica que “es un contacto sociocomunitario y una
práctica cercana a lo que ellos se están formando, porque lo estarán
haciendo como docentes en un futuro”.
Las problemáticas que se registran en estas instituciones educativas
marplatenses son diversas y su abordaje comprende diferentes
perspectivas. “Se trabaja con asistentes sociales, ya que hay problemas
sociales y barriales muy marcados. Los chicos vienen con cuestiones que
tienen que ver con violencia familiar, de género, problemas de
alimentación o enfermedades terminales”, afirma la directora del
proyecto, al tiempo que resalta algo importante de estas actividades:
“Al estar ahí, lo que hacemos es asumir la idea de apuntalar el 'derecho
al juego', que es un derecho humano. Entonces, tratamos de que en esa
jornada de toda una mañana o tarde los chicos puedan disfrutar y
aprender”.
Este proyecto lo que hace es conjugar diferentes instancias del sistema
educativo, como lo son los niveles primarios, secundarios y
universitarios, y está dirigido a chicos que no tienen su capital
cultural asegurado. “Sin embargo, al presentarles trabajos alternativos
que rompen con lo cotidiano, los resultados son buenos y los alumnos lo
aprovechan mucho más”.
A modo de ejemplo, cabe citar algunas experiencias prácticas que los
alumnos-tutores de la facultad desarrollan con los niños y jóvenes de
las tres escuelas a las que asisten. “Se trabaja con el descubrimiento
del Número de Oro, por medio del cual los chicos se miden con
centímetros de costurero desde la cabeza a los pies y del ombligo a los
pies, y el resultado de la división de esos dos números siempre será
1,6, el Número de Oro”. “Otros trabajos incluyeron la utilización de
tierra, agua, recipientes y monedas para explicar cómo es el proceso de
erosión de la tierra”, explica Senger.
http://www.lacapitalmdp.com
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