Hacían un pozo ciego y encontraron restos de un gliptodonte de 20 mil años

Romina Petrigh y José Marchisio tienen su casa en Sierra de los Padres y
comenzaron a hacer un pozo ciego allí. Mientras cavaban y ya habían
superado los 3 metros de profundidad advirtieron que había algo extraño,
restos óseos. Se comunicaron con el Museo de Ciencias Naturales Lorenzo Scaglia y luego de dos meses de trabajo determinaron que hallaron restos de un gliptodonte de entre 15 y 20 mil años de antigüedad, la segunda especie más grande que habitó en esta parte del continente.
Se
trata de un mamífero prehistórico acorazado, de hábitos herbívoros que
llegaron a tamaños gigantescos con una masa corporal estimada entre 750
kilos para las especies más pequeñas, hasta 2.500 para las más grandes.
Tras el llamado de los vecinos, el paleontólogo Matías Taglioretti y junto al técnico Fernando Scaglia
fueron hasta el lugar y se encargaron de recuperar los restos. Tras una
ardua tarea confirmaron que se trata de un gliptodonte, de la especie
conocida como Panochthus.
“Los gliptodontes se encuentran entre los mamíferos típicos de Sudamérica,
ya que tienen su origen y evolución en este rincón del planeta. Las
especies de gliptodontes pueden ser rápidamente reconocidas a partir de
la ornamentación externa de las placas óseas que conforman el caparazón y
sus tubos caudales”, explicó Taglioretti.
A su vez, explicó que una de las características particulares de “estos tanques de guerra cenozoicos” era que tenían “dientes de crecimiento continuo, que le permitían compensar el desgaste sufrido al ingerir pasturas abrasivas de la llanura pampeana”.
El
paleontólogo remarcó que “a finales de la época Pleistocena existieron
las especies de gliptodontes más grandes de la historia natural
sudamericana, Doedicurus, Panochthus y Glyptodon, su
tamaño alcanza las dimensiones de un auto pequeño. La cola de estos
animales estaba cubierta por una coraza ósea que formaban una especie de
estuche con diversos patrones de ornamentación que las convierten en
piezas de arte natural”.
Tal era el tamaño del ejemplar hallado, que la empresa Salimar colabora en la logística para poder completar la excavación y retirar sin daños los ejemplares de ese lugar. Recién en octubre completarán el trabajo y lo trasladarán al museo para prepararlo para su exhibición.
“Una vez en el lugar bajamos al pozo, y solamente pudimos observar lo que era la cadera. Los Panochthus son armadillos terrestres gigantes.
Como mulitas pero del tamaño de un auto pequeño. Primero encontramos
esa parte y sabíamos que cerca estaría el caparazón. En animales adultos
ambas cosas están fusionadas. Al empezar a limpiar el caparazón estaba
dado vuelta. Vaciamos de sedimento, extrajimos la cadera. Luego
empezamos a desvincular el caparazón del sedimento que lo rodea. Y en la
región posterior encontramos los anillos caudales”, detalló el
paleontólogo.
Los restos hallados tienen 4 metros y medio de largo y, según estiman los especialistas, pesó 2,5 toneladas.
“Se trata de animal adulto que no estaba completamente articulado.
Falta parte del esqueleto. Alguna de ellas habría sido desmembrada. Solo
encontramos los anillos caudales, un estuche caudal que es como un tubo
que revestía la cola, un caparazón. Y estamos realizando estudios
porque es probable que luego de rodear la caparazón se encuentren más
partes”, amplió.
“Es la segunda especie de gliptodontes más grande que existió en Latinoamérica. Estamos hablando de animales inmensos de hábitos herbívoros.
Si pudiéramos tener todos los gliptodontes, este sería el más grande.
En Mar del Plata no teníamos caparazón completa, ni anillos ni tubo
caudal”, concluyó.
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